Cap. 43: Segunda Prueba

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Harry suspiró, para luego mirar a sus novias, quienes una por una, fueron despertando. ―Ojalá y... Aayla y Maris, también estuvieran aquí ―pensó, extrañando a la Twi'lek y a la Zabrak. ―Buenos días, chicas.

―Buenos días, Harry ―dijeron las cuatro, al unísono, mientras lo miraban con amor, y lo besaban, una por una, hasta que cayeron en cuenta, de que estaban desnudas, sus ojos se abrieron, mientras los recuerdos de la noche pasada volvían a ellas, haciéndolas lanzar un chillido de pena y cubrirse hasta el cuello.

Locus Vestimenta ―exclamó una sonrojada Padma, mientras que las ropas, limpias de los cinco aparecían flotando en el aire y, como si fueran marionetas, manejadas por hilos invisibles, sus propias ropas los vistieron, pero al intentar levantarse, un dolor les asaltó, haciéndolas quejarse y volver a recostarse. ―Accio: Libro de Medimagia ―un libro de la recién formada biblioteca de la Sala de Menesteres, voló hasta las manos de Hermione, quien comenzó a consultarlo. ―Clean Sanitatem ―exclamó, apuntándose a sí misma, y luego a sus amigas, quienes suspiraron más, al ya no sentir más dolor.

―Bien, ahora sí podemos ir al Gran Comedor, y ponernos a trabajar, en como Harry salvará a alguna de nosotras ―fueron las palabras de Hermione, todas asintieron, y el propio Harry ya tenía un libro de hechizos, rebuscando en él.

― ¡Aquí está! ―dijo Harry feliz, las chicas le miraron con una sonrisa, y él enseñó la página con el hechizo. ―Se llama: Flare Infernalis y...

― ¡NO VAS A SECAR EL LAGO! ―Le gruñeron todas, haciéndolo lanzar el libro por allí, sin mirar, mientras ellas sonreían, ante su actitud. 

Su rostro se iluminó, y se concentró, primero buscó en las emociones positivas, en el lado Lumínico de la Fuerza, luego, al no alcanzar lo que buscaba, se volcó hacía el Oscuro de la Fuerza, todas lo miraban, mientras que unas pocas muestras, de los alimentos del desayuno, en el Gran Comedor, aparecían en la Sala, que volvía a cambiar y adecuándose, al deseo de Hermione, por poder comer algo.

"Geminio" ―susurraron Hermione y Susan, con sus varitas en mano y apuntando a los alimentos, sin querer interrumpir a su amado.

Una esfera de fuego, como un sol del tamaño de una bola de tenis, apareció en sus manos. Él abrió los ojos y sonrió. ―Sí. Definitivamente: El amor y el odio, tienen ciertos matices similares.

― ¡¿QUE PARTE DE QUE NO SECARÁS EL LAGO, SIGUES SIN ENTENDER?! ―Gritaron todas, enfadas y obligándolo a deshacerse del sol en miniatura.

Harry les miró entre indignado y enfadado. ― ¿Entonces las señoritas pretenden, que me haga Dios y que divida el lago por la mitad, igual que Dios, para que Moisés y los Israelitas atravesara el Mar Rojo? ―les preguntó, con un muy claro toque de ironía y sarcasmo.

Hermione chasqueó los dedos, ante aquello. ―La biblia dice, en el Éxodo, que Dios hizo soplar un poderoso viento, que dividió las aguas.

―El Ventus no será suficientemente poderoso, Hermione ―dijo Susan, algo desanimada.

Harry no quería mojarse y nadar.

Pero tenía que sacar a una de ellas, del fondo del lago, y ante su deseo de perjudicar a todas las formas de vida del lago, Susan se unió a él, y fueron a la biblioteca, a sacar libros, de hechizos de la antigüedad, pero muy especialmente, hechizos elementales.

Luego, usando La Fuerza, hicieron que la señora Pince no los notara, e ingresaron en la Sección Prohibida, comenzando a buscar libros que fueran muy antiguos,  y de alguno sacar la información que querían, a pesar de que ni siquiera sabían lo que verdaderamente buscaban, ¿una maldición de fuego?, ¿un encantamiento de viento?, ¿podían las runas, partir el agua en dos?, ¿quería Harry, encerrar todo cuanto contuviera el lago, en una botella, y empelar un hechizo de expansión indetectable?

Star Wars: El Destino de la Fuerza MágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora