Harry Potter pertenece a JK Rowling.
Star Wars pertenece a George Lucas (y a Disney)
Harén de Harry.
HP: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Padma Patil y Susan Bones.
SW: Aayla Secura, Ahsoka Tano y Maris Blood.
A pesar de estar tan débil, Voldemort logró emplear la Aparición, aunque ahora estaba agotado mágica y físicamente.
—Ministro... lamento que... nos veamos... en estas... condiciones. —Decía Harry, casi arrastrándose.
— ¡Potter! ¿Pero que...? —trató de preguntar el Ministro.
—Señor... Ryddle... me engañó, señor. —Decía sumamente fatigado, mientras intentaba por todos los medios, tomar aire, pero era difícil. —Él... quería... quería que yo... le entregara algo... algo del... Departamento de Misterios. —Una mano, se posó en el hombro de Harry, quien empleó uno de los poderes del lado oscuro de la Fuerza: Drenar vitalidad, pronto Dumbledore comenzó a sentirse más y más cansado, y cuando entendió, quien era el culpable, retiró su mano, casi asustado. —Ministro, ¿me permitiría usted, contárselo todo en la privacidad de su oficina?
—Porsupuesto, Potter —dijo el Ministro. —Aunque...
—Si lo desea, señor: Puede reunirse primero conmigo y luego con Dumbledore. El director, ha estado tratando de controlar mi vida, desde hace ya muchos años, y deseo tomar ciertas distancias —dijo Harry, mientras que Fudge miró a Dumbledore, y luego a Harry.
—Vengan conmigo, jóvenes. Albus, me reuniré contigo, tan pronto como finalicemos esta conversación —dijo el Ministro, con un tono de voz, que nunca antes había sido escuchado por Albus, mientras que los jóvenes, eran guiados a un ascensor, casi, como si fueran los escoltas del Ministro, los vio perderse en el ascensor, mientras que él suspiraba. Necesitaba... se suponía, que cuando quedara demostrado, que Tom volvió, sería a ÉL, a quien se dirigiría el Ministro, para pedirle auxilio.
No a otros.
No a Harry.
Al menos, no al Harry que Dumbledore, había visto por cinco años.
No a ese chico, que ya había sido cautivado por otras personas.
No a ese chico, que seguía otro credo de vida.
No a ese chico, que era más... Jedi o Sith, que mago.
No a ese chico, que no encontraba interés alguno, en el planeta Tierra, y que parecía, no solo listo, sino también muy dispuesto, a abandonar el planeta.
Harry Potter, estaba claramente, agotado de todo.
― ¿Qué pasa, si decide irse? ―se preguntó,horrorizado, ante aquella perspectiva. ― ¿Y si Harry decide irse del planeta?, ¿y sidecide no enfrentar a Voldemort, más?, ¿y si decide, que es más importante,otros planetas, además de la Tierra? ―Si un día, Harry Potter, HermioneGranger, Daphne Greengrass, Padma Patil y Susan Bones, desaparecían, entonces, él podría culpar a Fudge, por el tema de Umbridge. Pero, la pregunta ante aquel plan venía siendo: ¿Serviría de algo, culpar a Fudge, si es que repentinamente, Potter decidía abandonar el planeta?, ¿Cómo podría él seguirlo, para convencerlo de no irse?
-/-/-/-
Los jóvenes, estaban sentados en sillas, frente a Fudge, el cual no había pronunciado ni una palabra, desde que ingresaron en la oficina. Vieron al ministro, agarrarse con fuerza, la cabeza y mirar la madera de su escritorio, como si fuera lo más interesante del mundo. El hombre, elevó su mirada y los miró, entonces, murmuró algo y dos Elfos Domésticos aparecieron.
― ¿En que pueden Gipsy y Kippy ayudarlo, amo Cornelius? ―preguntó uno de los elfos.
―Por favor, ocho tazas de té y.... galletas de sal ―pidió el hombre, los elfos asintieron y se desaparecieron. ―Debí. Sí. Definitivamente, tendría que haberte hecho caso, el año pasado Harry. Pero... ―las lágrimas cayeron por sus ojos, y así mismo, su mirada, parecía ser de desconcierto. Parecía, que aún le costaba mucho, convencerse, de que vio a Voldemort y a unos cuantos, de sus Mortífagos. Suspiró. Ninguno de los jóvenes dijo, ni una palabra, solo lo dejaban asimilarlo todo. ―Solo... solo me interesó más, mi carrera política, que el bien de la comunidad mágica inglesa. Presentaré mi dimisión, y me encargaré de que Amelia Bones ―dijo mirando a Susan. ―O Augusta Longbottom, tomen el puesto de próxima Ministra de Magia. Aunque... me interesaría saber, ¿Cómo llegaron hasta aquí?, ¿Cómo lograron atraerlos, a esta trampa? ―preguntó mirando, fijamente al líder del grupo, que parecía ser Harry. ― ¿Qué buscaba Ryddle?
Harry asintió. ―Señor Ministro. Fui entrenado de una forma muy especial, en el uso de la magia, en una forma que... incluso enseñarlo a otros, es difícil. Pues esta forma (denominada como La Fuerza), me otorga solo algunos poderes, en la magia sin varita, y al mismo tiempo, son poderes que no pueden lograrse, comúnmente con una varita. Tanto poderes de luz, como de oscuridad. Y una de las primeras cosas, que mi madre adoptiva me enseñó, fue sobre la meditación. Meditamos, cuando queremos encontrar una respuesta, pero ya van casi tres ocasiones, en las cuales tengo visiones del futuro.
― ¿Visiones del futuro? ―preguntó Fudge, repentinamente interesado.
―Supe sobre la trampa en el Cementerio de Pequeño Hangleton. ―Admitió Harry. ―Por eso mismo, fue que logré enfrentarme, a los Mortífagos: Sabía lo que pasaría. ―Fudge asintió, y Harry se puso de pie y se acercó a él. ―Lo lamento, Ministro, pero, aunque tengo muchos trucos, no conozco del todo, sobre la Legeremancia y la Oclumancia, no los conozco. Y, lo que sí sé, es que hay otro método, por medio de La Fuerza, pero será doloroso.
―Adelante, Harry ―dijo el Ministro, para luego sentir un suave toque de los dedos índice y corazón de Harry, y ver las visiones, sobre los Horrocruxes.
―Estos objetos, son los que han mantenido a Ryddle con vida, señor. Trozos del alma de Ryddle, que solo pueden ser destruidos de dos formas: O usas veneno de Basilisco o usar la maldición del Fiendfyre. Mis maestros, en la Fuerza Lumínica y Oscura, se deshicieron del que estaba en mi frente. Yo me deshice del diario, el anillo, la serpiente y el guardapelo de Slytherin. ―Dijo Harry.
―Creo que... se veía agotado ―creyó recordar Fudge, con respectó a Voldemort, hace algunas horas.
―Espero, que el próximo Horrocrux que llegue a mis recuerdos, sea pronto. ―Dijo Harry, nervioso. ―Pronto, y antes de que Ryddle si quiera piense en lo que sabemos ahora, sobre él.
―Hanacabado con terroristas muy peligrosos, jóvenes. No habrá ningún tipo deamonestación. Por favor: vuelvan al colegio, y descansen. ―Lesordenó Fudge, de forma calmada, ellos asintieron con una sonrisa en los labiosy obedecieron, usando la chimenea de Fudge. ElMinistro, comenzó a planificar, como hacerse cargo de los Mortífagos, mandandoa llamar al Jefe de la Oficina de Aurores: Rufus Scrimgeour, a Amelia Bones: laJefa del Departamento de Regulación de la Ley Mágica, y Richard Chuskin:director del Departamento de Regulación de Criaturas Mágicas; pues para Fudge, era obvio que Ryddle querríacontactar, tanto a los Dementores, como a los Duendes. Necesitaba de Rufus yAmelia, para capturar a otros Mortífagos y posibles simpatizantes de Voldemort. Sabía que su mandato estaba por terminar, pero al menos, ahora haría las cosas bien, o lo intentaría, pues tendría un mes, antes de tener que salir del poder.
-/-/-/-
A la mañana siguiente, fue el final del año y aquel día estuvo coronado, por una edición del Profeta.
El Ministro Fudge lo confirma y cambia su versión: «Tom Ryddle, engañó a Harry Potter, intentó matarlo al atraerlo a una trampa, estuvieron aquí mismo en el Ministerio»

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Star Wars: El Destino de la Fuerza Mágica
FanfictionUn niño ignorante del poder en su interior, que solo ayudó a dos desconocidos, guiado por la bondad de su corazón, alcanzaría un lugar de leyenda, en su planeta natal, y en una galaxia muy muy lejana. Harry entrenado por Jedi OC y Sith OC. Harry Har...