Cap. 22: El Club de Duelo

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Harry Potter pertenece a JK Rowling.

Star Wars pertenece a George Lucas (y a Disney)

Harén de Harry.

HP: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Padma Patil y Susan Bones.

SW: Aayla Secura, Ahsoka Tano y Maris Blood.

Después de una semana, Harry se encerró con el diario en la Sala de Menesteres, marcando el suelo con un circulo rúnico, y en el interior, comenzó a formar una espiral, creada por Runas Futhark, runas islandesas, marcomanas y Aurebesh, comenzó a emplear magia, y a realizar un cantico, siguiendo las instrucciones de un libro de la Sección Prohibida, mientras que el diario flotaba ante él, rodeado por un aura verde, la habitación comenzó a iluminarse de verde, y la luz verde se fue expandiendo, cada vez más, hasta cubrir toda la sala.

Pronto, fue asaltado por un recuerdo.

Recuerdo.

Un chico de unos diecisiete años, de cabello castaño oscuro, ojos negros, piel pálida, y con una túnica de Slytherin, estaba ante una pared, en el séptimo piso, logró abrir la Sala de Menesteres e ingresó a ella.

―Luego de cometer el asesinato, asegúrate de tener el objeto que quieres que se convierta en un Horrocrux, siempre a la mano ―pensó el chico, mirando dos objetos, el diario y un anillo, dejó el anillo en el suelo, pidió a la Sala, una tiza y colocó, dentro de un círculo de tiza, las palabras Nacimiento, Alma y Muerte. ―Fundo Vitae ―el chico trató de no gritar, pero lo hizo, una esfera gaseosa, minúscula, salió de su pecho, la atrapó en el aire, sonrió y se aproximó al anillo, encerrando en su interior, la esfera.

Fin del Recuerdo.

Fundo Vitae... Vida Extendida. ―Pensó Harry. ―Un asesinato, un circulo con las palabras Nacimiento, Alma y Muerte, escritas en Futhark Antiguo... alguien como... imposible. Alguien como Voldemort, encontraría un gran valor, al crear algo así. Pero este chico... Tom Ryddle. ―Pensó, leyendo el nombre en la contraportada del libro, mientras sentía el alma latente y perseverante, en el interior del diario. Se concentró en la Fuerza Oscura, y susurró un hechizo en idioma Sith. Un chillido de dolor, escapó del diario, sonrió. ―Esta maldita cosa, es latente y sintiente... a pesar, de que es un trozo de alma. ―Se concentró y empleó el hechizo Legeremens, diciéndolo en voz alta y apuntando con la varita al diario, así como un poder de la Fuerza Oscura, para arrebatar pensamientos e ideas. Pero solo logró aprender algunos hechizos avanzados, algo de experiencia extra en pociones, y ver que ese tal Ryddle, era un chico muy carismático. 

Decidió que había tenido suficiente, y salió de la habitación, se giró, pero no vio a nadie, fue hacía la Sala Común de Slytherin.

Todo el tiempo, estuvo sintiendo, que alguien lo estaba siguiendo, pero cada vez que se giraba, no veía a nadie. Suspiró y descendió hasta la Sala de Slytherin. ―Sangre Pura. ―La pared se abrió, ingresó, y actuó normal. Se fue a descansar, hasta que fuera hora del almuerzo.

― ¡Harry! ―gritó una voz, despertándolo.

―Daphne. ―Saludó.

― ¡Van a abrir un club de duelo! ―dijo la rubia, subiéndose sobre su amigo y maestro.

―Oh, ya veo ―dijo él. ―Y.... para darme la noticia, es necesario que te subas encima de mí. ―La abrazó por la cintura, y le sonrío, de forma encantadora.

Daphne se sonrojó, al darse cuenta de lo que estaba haciendo y saltó de la cama.

Ambos rompieron en risas.

Star Wars: El Destino de la Fuerza MágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora