Capítulo 108: La Bestia de Zillo y El Bendu

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Harry Potter pertenece a JK Rowling.

Star Wars pertenece a George Lucas (y a Disney)

Harén de Harry.

HP: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Padma Patil y Susan Bones.

SW: Aayla Secura, Ahsoka Tano y Maris Blood.

¡Es el momento, de tomar medidas drásticas!

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¡Es el momento, de tomar medidas drásticas!

En una de las batallas más largas, y sangrientas de la guerra,

los droides están a punto de invadir, el planeta Malastare.

Si la República pierde este planeta, les costará un importante suministro de energía, necesaria para mantener a sus ejércitos.

En un último esfuerzo, por darle un giro a esta batalla, el Supremo Canciller Palpatine, autoriza la utilización del arma más nueva de la República: La Bomba de Electro-Protones.

Los clones avanzaban, lentamente. Querían y sabían que TENÍAN, que ser precavidos. Rex miró por unos binoculares. —Veo muchos droides... Demasiados.

En el palacio, el rey de la raza Dug, criaturas, que usaban sus extremidades superiores para moverse, y las inferiores para actividades mundanas, miró con enfado a los Jedi, pero sabían que no estaba molesto con ellos. ―Mi pueblo, no caerá en las manos de los Separatistas.

Mace habló. ―No se preocupe. Nuestra nueva arma, solo afectará a los droides, no a los clones, ni a ninguno de nosotros. ―Bajó la cabeza, avergonzado por lo que haría. ―No veo más opciones.

―Me temo que yo tampoco ―dijo el Canciller Palpatine. ―Esta bomba, es la única esperanza, para obtener la victoria.

―Aquí vienen, los droides ―murmuró Anakin.

Los droides comenzaron a disparar.

― ¡Tenemos que detenerlos, hasta que detonen la bomba! ―ordenó Rex, mientras que él también habría fuego, y los clones hacían lo mismo.

― ¡Permiso para usar granadas, general! ―gritó Cincos.

― ¡Permiso concedido! ―dijo Rex.

Las granadas apenas, y si hacían mella en el enemigo.

A los guerreros Dug, no les iba mejor que a los clones, a pesar de las electro-lanzas.

Anakin activó su comunicador. ―Que despeguen los bombarderos.

Entre las naves y catapultas, podían controlar la guerra en el aire, pero en la tierra, era mucho más complicado, enfrentar a los Droides.

―Todo listo, señor ―dijo Cincos, quien iba pilotando una de ellas.

Star Wars: El Destino de la Fuerza MágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora