Cap. 41: A quien más amaban

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Harry Potter pertenece a JK Rowling.

Star Wars pertenece a George Lucas (y a Disney)

Harén de Harry.

HP: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Padma Patil y Susan Bones.

SW: Aayla Secura, Ahsoka Tano y Maris Blood.

Harry siguió a una Hermione, quien parecía haberse levantado con una dosis extra de azúcar, pues corría, con el huevo en sus manos.

―Entonces, ¿me repites a donde vamos, cariño? ―preguntó Harry sonriente. Claramente, su novia acababa de tener una idea, sobre como escuchar el mensaje.

―No todas las criaturas, usan el aire para su voz. Explico: Las ondas sonoras, viajan por el aire, y se convierten en palabras que podemos interpretar, ¿no es verdad? ―dijo Hermione.

―Sí. Eso es verdad. ―Dijo Harry.

―Pues bien: creo que esto, tiene que ver, con una criatura marina o.... simplemente, acuática. ―Dijo Hermione ―Estuve meditando.

Harry la alcanzó, iban muy rápido, y Hermione, y el huevo casi se caen. Al haberse detenido, Harry mejoró el abrazo, que le estaba dando desde la espalda, a la sonrojada chica. ―Eres maravillosa, Hermione ―la besó en la mejilla, haciéndola sonrojar, aun más.


Donde nuestras voces suenan, ven a buscarnos,

que sobre la tierra no se escuchan nuestros cantos.

Y estas palabras medita mientras tanto,

pues son importantes, ¡no sabes cuánto!:

Nos hemos llevado lo que más valoras,

y para encontrarlo tienes una hora.

Pasado este tiempo ¡negras perspectivas!

demasiado tarde, ya no habrá salida.

Ya ha pasado media hora, así que más vale que te apresures

porque lo que se queda aquí siempre se pudre.


Harry y Hermione, memorizaron como bien pudieron la canción.

Hermione extrajo el huevo y pidió un pergamino y papel, copiando la canción en el pergamino, revisaron que estuviera bien copiada y salieron de allí.

Lo que Harry más valora ―se preguntó Susan, durante la clase. ― ¿Sus sables de luz?, ¿su Saeta de Fuego?, ¿alguna de nosotras?

―Quizás la señorita Bones, pueda enseñarnos, como transforma sus conejillos de india, en gallinas de guinea. ―Pidió la profesora McGonagall, irritada.

Susan asintió y apuntó con su varita, a los dos conejillos de india que estaban en su mesa. ― ¡Mutare! ―exclamó, los conejillos crecieron en tamaño, sus cuerpos mutaron, las plumas aparecieron, sus cabezas cambiaron, sus patas delanteras se volvieron alas y las traseras cambiaron de forma.

Cuando la clase la llegaba a su final, copiaron la tarea: "Describe, poniendo varios ejemplos, en qué deben modificarse los encantamientos transformadores al llevar a cabo cambios en especies hibridas". ―Debo decirles algo importante: Se acerca el baile de navidad, una ocasión especial, del Torneo. Pueden invitar a un alumno más joven, y es obligatoria la túnica de gala. Será a las ocho en punto, el día de navidad y terminará, a la medianoche.

Star Wars: El Destino de la Fuerza MágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora