La tía abuela Elroy empezó a pasearse visiblemente agitada por la amplia estancia de Dunnottar Park; no solo porque desde hacía demasiadas semanas no tenía noticias de su sobrino William, sino porque ahora su antiguo pretendiente: James de Argyll le había enviado un mensaje que había logrado dejarla totalmente traspuesta.
Se sentía inquieta, emocionada como una adolescente. Las mejillas le ardían y se llevó las manos a la garganta para aflojarse el cuello de la blusa de seda, adornada con un broche de esmalte y ágata labrada de color beige que había pertenecido a su madre.
"No puede ser...no puede ser..." pensaba cada vez más nerviosa.
Luego volvió a sentarse en el cómodo asiento de orejas de su preferencia e intentó dominar sus emociones sin demasiado éxito. La notita escrita en un caro papel color beige con el emblema de los Bruce estaba doblada sobre la mesilla auxiliar donde la había dejado hacía breves instantes. El mayordomo se la había traído sobre la habitual bandeja de plata y ella había perdido el color de manera instantánea al darse cuenta de quién era el remitente.
"Jamie...Jamie de Annandale, conde de Argyll...Ay, mis pobres nervios..." pensó intentando ponerse en situación.
Enseguida pidió estar sola, no quería que nadie la viera leyendo aquella misiva tan incómoda, no porque la molestara el hecho en sí. La matriarca no estaba acostumbrada a tantas emociones juntas y a las preocupaciones diarias de una mujer de su posición ahora tenía que lidiar con otro asunto que afectaba a su salud emocional. Pero ella era una persona fuerte, de carácter orgulloso y decidió enfrentarse a sus miedos. Como había hecho no pocas veces a lo largo de su vida.
Volvió a tomar en sus manos vacilantes la nota y después de suspirar volvió a leerla desde el principio.
"Querida Rory..."
La cara de Elroy se volvió púrpura al recordar que solo él la había llamado así. Sus manos empezaron a temblar y tuvo de dejar la carta encima del regazo antes de acomodar las lentes de nuevo sobre el puente de la nariz que se le habían deslizado debido al sudor que pronto empapó sus manos.
Podía escuchar en su mente la voz alta y clara de su antiguo pretendiente. Podía sentir el calor de la mirada de sus ojos turquesas y también recordó cómo la hacía sentir cuando era una muchacha. Con esa oleada de emociones sofocantes, Elroy sintió que todo su ser se despertaba como un animal salvaje que hubiera estado hibernando durante mucho tiempo.
Al fondo, tras la puerta de la habitación contigua podía escuchar las alegres voces de sus sobrinos y las de las muchachas que habían invitado a la fiesta que ella misma iba a organizar aquella primavera. Sospechaba que su sobrino Stair también quería celebrar su fiesta de compromiso en Dunnottar Park.
Elroy sonrió. Tenía que admitir que la novia de Stair, la joven Patricia O'Brien le gustaba. Su familia, irlandesa de origen, trabajaba ejerciendo profesiones liberales. Su padre era un importante abogado al que no pocas veces habían recurrido en numerosas ocasiones para resolver asuntos de negocios y su madre era una reputada periodista. Stair no podía haber elegido mejor pareja que aquella muchacha de ojos inteligentes y temperamento apacible. Justo lo que necesitaba su sobrino para tomar un poco de contacto con la realidad. Lamentaba haberse enterado de la ruptura de Annie Brighton-Bennet con Archie justo después de que la merienda en el jardín hubiese acabado en desastre. Una de las doncellas le había comentado el incidente y el resto del servicio se había encargado de facilitarle los detalles.
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Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte [Libro 3]
FanfictionLa tutela de Candice White Ardlay ha sido revocada por su tutor en favor de su padre biológico. Neal está buscando cobrarse su venganza y Arthur Mc Bride sigue obsesionado con destruir a su antiguo enemigo de la universidad. No sólo busca arruinar...