Una charla

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Estaba a punto de quedarme dormido cuando escuche que alguien llamaba a la puerta, no me levanté, pues siendo casa de Charlotte seguro la buscaban a ella.

Iba a volver a intentar dormir cuando llamaron por segunda vez, más fuerte y más insistente, me levanté y vi que nadie había salido a ver, así que decidí ir yo a abrir la puerta.

Al abrirla me encontré a Cuppa, estaba empapada en agua, pero lo que me sorprendió mas fue ver que su nariz roja y sus ojos hinchados, parecía que algo malo había pasado.

—Valla, parece que te quedaste encerrada en la tormenta.

Dije a modo de broma pensando que aquel estado era por estar mojada, seguro se sentía mal, pero ella comenzó a llorar, había sido un mal comentario, me puse nervioso.

—No, tranquila, te traeré algo para que te seques, ven.

Dije mientras la invitaba a pasar, busque una toalla para que se secara, parecía un poco más tranquila, pero seguramente estaba ahí para ver a Charlotte.

—Veré si Charlotte tiene algo de ropa que te pueda prestar.

Dije como excusa para avisarle a Charlotte que ella estaba ahí, además, de verdad necesitaba un cambio de ropa, sino, no tardaría en resfriarse.

—Espera, no me dejes...yo, no me importa haberme mojado, necesito hablar con alguien.

Dijo mirando al suelo, a punto de romper en llanto de nuevo, quería ayudarla pero apenas nos conocíamos ¿cómo podría hacerla sentir mejor?

—Bueno, quizás no pueda aconsejarte, pero puedo escucharte, si es lo que necesitas.

Dije, viendo que era la única manera en que la podía apoyar, ella asintió con la cabeza, parecía agradecida por ese gesto.

Me contó que había estado saliendo con Ender, o al menos eso creía ella, pero al parecer sólo estaba jugando,e pareció mal que pensara eso sólo porque había escapado en medio de la tormenta, dejándola sola.

Escuche todo, cuando terminó me miró, parecía más tranquila pero aún dolida.

—¿Quieres decir que han “terminado” porque él se fue en medio de la tormenta?

Pregunté intentando entender si era aquello lo que la molestaba, lo que le había dicho a ella que ya había terminado lo suyo.

—Ni siquiera sé si había algo, quizás él sólo se estaba divirtiendo.

Dijo con lágrimas a punto de salir de nuevo.

—No, no lo creo.

Dije acomodándose en el asiento, tenía que tranquilizarla, además, de seguro él no estaba jugando con ella.

—¿Qué quieres decir?

Preguntó confundida, esperando una explicación.

—Estoy seguro que te quiere lo suficiente como para seguir ahí cuando sabía que iba a llover.

Dije, sabiendo lo que eso significaba para cualquiera de nuestra clase, ella siguió sin comprender.

—No entiendo ¿qué puede probar con eso?

Preguntó mientras se quitaba las lágrimas de las mejillas con la manga de su chaqueta, pensé en como decirlo sin hacerla sentir culpable.

—¿No lo sabes? El agua es lo peor para nosotros, si llegamos a tener contacto con demasiada cantidad de agua podríamos...

Comencé a decir sin poder terminar, quizás esa no era la mejor explicación para ella.

S E U L MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora