Organizando El Desayuno

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Me desperté al escuchar voces afuera de la casa, seguro era tarde y ya todos estaban reunidos esperándonos.

—Enano, despierta. Es muy tarde.

Dije comenzando a moverlo. Él comenzó a moverse sin abrir los ojos.

—Cooper, es tarde. Los demás nos estarán esperando.

Dije acomodando su cabello.

—Mamá Kama, quiero dormir un poco más.

Se quejó entre sueños, lo miré confundido. ¿A quién estaba mencionando?

—¿Cooper? 

Mencioné volviendo a moverlo. Él suspiró antes de abrir los ojos.

 —Buenos días, Enderson. 

Dijo sonriendo, luego abrió los ojos asustado.

—¡Cuppa! ¡Ella está esperándome!

Dijo queriendo levantarse lo más rápido posible, pero se enredó en las cobijas y cayó al suelo.

—Auch, eso debió doler.

Dije acercándome para ayudarlo a levantarse. Él sonrió apenado. 

—No importa, estoy bien. Soy un chico fuerte.

Dijo con orgullo, reí divertido.

—Lo único fuerte será tu llanto cuando te des cuenta que los demás se fueron sin nosotros.

Dije burlándome, él comenzó a vestirse lo más rápido posible.

—No, ellos no harían eso.

Dijo, pero con apuración. Seguro que no estaba del todo seguro.

Me vestí, ayudé a Cooper a arreglarse la ropa, pues con las prisas no se fijo como se vistió. Salimos de la habitación encontrando a Pancho recostado a un lado de nuestra puerta.

—Genial, tu pollo apestoso está esperándote.

Dije burlándome, él tomo a Pancho en sus brazos. 

—No es apestoso. 

Dijo abrazándolo.

—No lo escuches, Pancho, seguro quisiera tener unas plumas como las tuyas.

Dijo hablando con el pollo, rodé los ojos mientras comenzaba a caminar hacia la puerta. Afuera se escuchaban gritos. Sólo esperaba que no estuvieran peleando tan temprano.

Todos actúan como niños, peleando y enojándose por todo. No entiendo como han logrado sobrevivir en el mismo sitio todo este tiempo.

 Iba saliendo de la casa cuando Skeleton chocó conmigo perdiendo un poco el equilibrio, pero no se cayó al suelo.

—¿Qué estás haciendo ahora?

Pregunté acusándolo con la mirada. Lo conocía lo suficiente para saber que conseguía problemas como pasatiempo.

—¿Yo? Nada. Es Cindy, la pobre tiene un desorden mental.

Respondió inocente mirando a la mencionada.

La pequeña chica estaba siendo sujetada por Marcus, pero luchaba por liberarse y tomar venganza contra el esquelético chico.

—El que tiene un desorden mental eres tú. Deja de molestar a los demás.

Dije intentando que se controlara. Lo escuché bufar molesto, pero no respondió nada.

—¿Ya estamos todos?

S E U L MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora