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Habían pasado algunos días, México lastimosamente debía de irse de viaje y dejar a Argentina solito en casa, no quería irse pero era por trabajo, se iba a ir al territorio de CDMX, dónde vive el presidente, no quería de verdad, era terrible y odia...

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Habían pasado algunos días, México lastimosamente debía de irse de viaje y dejar a Argentina solito en casa, no quería irse pero era por trabajo, se iba a ir al territorio de CDMX, dónde vive el presidente, no quería de verdad, era terrible y odiaba estar ahí lejos de su solecito.

—Cariño, tu vuelo sale en dos horas y apenas te has levantado de la cama.—Argentina dijo, sentado en la misma, mirando al mexicano quien no quería levantarse, se negaba a hacerlo.

Agarró a Argentina, abrazándolo entre sus grandes y cálidos brazos, besándole varias veces su frente. No iba a dejarlo solito en casita, ¿Qué si la pasa algo?

—México, estaré bien, no soy un bebé, puedo cuidarme solo.—Rió, agarrando las mejillas del tricolor, besándole los labios.—Ahora levántate, tienes que bañarte, vestirte y comer algo antes de irte.

—Chale... No quiero dejarte aquí, no puedes mimir cuando no estoy contigo, chiquito precioso, ¿Que si tienes pesadillas todas las noches?

—Chile va a venir a dormir aquí.

—Pero no te puede abrazar tan fuerte como yo, mi amor, él está chiquito como tú.—Lo abrazó, besándole su hombro después.—Te amo, mucho... Te amo, te amo, te amo...—Le repetía mientras le daba besos en todos lados, haciendo a Argentina reir algo fuerte por las cosquillas que los besos le daban.

—¡México, no! Levantate, ya.

—No.

—Si.

—No quiero.

—Deja de comportate como un niño, ahora levántate de la cama, iré a hacerte el desayuno.

Se levantó, besándole una vez más antes de irse a la cocina a hacerle algo de comer. México después de unos minutos se levantó, dándose un baño y vistiendose para poder irse.

Una vez en la cocina, abrazaba a Argentina todo el tiempo, no queriendo dejarlo, comían juntos hasta que ya era hora de que México se fuera. El mexicano en la puerta, abrazando todavía a Argentina.

—Cuidate mucho, cielito, mucho... Tápate bien cuando duermas, cierra bien las ventanas y las puertas, come tus tres comidas diarias, mi amor, no te saltes ninguna, duerme temprano también, te deje algunas galletitas en la mesada porque se que no alcanzas la alacena, y no quiero que te lastimes tratando de alcanzarlas.

—Si, si, no te preocupes, México...estaré bien, ahora ve, ya es tarde.—Le agarró sus mejillas, besándolo en los labios.—Me llamas cuando ya estés ahí.

Asintió.

—Quedate en casita, chiquito precioso, por favor, quédate aquí con Chile, no te vaya a pasar algo malo fuera, mi amor, no quiero que te enfermes, mi angelito hermoso...—Lo llenó de besitos.

Le besó su manita, yéndose después. Argentina iba a extrañarlo, eran dos meses lejos del otro, pero debía de aprender a estar lejos de México.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora