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El menor de la relación estaba haciendo pastelitos con su pequeño bebito, dejaba que el pequeño coloque los ingredientes en la batidora, el pequeño reía, agarrando los recipientes pequeños con sus manitas mientras que Argentina lo agarraba en braz...

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El menor de la relación estaba haciendo pastelitos con su pequeño bebito, dejaba que el pequeño coloque los ingredientes en la batidora, el pequeño reía, agarrando los recipientes pequeños con sus manitas mientras que Argentina lo agarraba en brazos para que sea más sencillo.

México estaba trabajando, no había llegado, a pesar de que ya era algo tarde, pero aún así, sabía que el mexicano estaba tratando de hacer todo su trabajo para quedar libre y quedarse a pasar más tiempo con su pequeño y él.

No fue hasta que se escuchó que la puerta principal se abría. Argentina sonrió, dejando a su bebé en el suelo para que vaya a buscarlo.

—Ve, ve, ve a buscar a papá.—Argentina dijo sonriendo, viendo como su pequeño iba corriendo a ver a México.

—¡Mi pequeño solecito bebé!—México dijo, agachándose para recibir un abrazo de Mextina, le dió besitos en toda la carita, haciéndolo reír.

Argentina miró como su esposo besaba y abrazaba a su pequeño hijo, se le hacía adorable.

—¿Qué tienes aquí, mi vida?—Le apuntó a su mejilla gordita. Mextina se confundió, tocando su mejilla.—¡Mis besitos!—Lo volvió a atacar a besitos, haciendo a Mextina reír fuerte.

—¡Papá!—Mextina después de eso fue cargado en el aire.—Estoy haciendo galletas con papi Argentina.

—¿Si? ¿Qué tipo de galletas, corazón?

—¡Chocolate!

México se levantó, agarrando sus cosas y yendo dónde su esposo. Al pararse frente a él, le sonrió, besandolo en los labios.

—¿Y como está mi precioso esposo de mi vida?—Argentina rió, agarrándole las mejillas a México para besarlo en los labios. Mextina frunció el ceño, escondiéndose en el cuello de México.

—Estoy mejor ahora que llegaste. Ven, estoy haciendo galletas con el niño.—Respondió, entrando a la cocina nuevamente.

Mextina fue dejado en el suelo, se fue corriendo a buscar algo a su habitación, había hecho un dibujo de su familia.
México miró a Argentina, una vez el pequeño se fue, agarró al menor en brazos, llenandolo de besos.

—¡México~!—Argentina rió dulce, abrazando también al mayor, lo miró a los ojos, besandole los labios entre suaves risas.—Mmh... estás más cariñoso que antes, ¿Pasa algo?

—No...

—México, ¿Qué sucede? Te ves triste.—Le acarició las mejillas, no sabiendo que pasaba por la cabeza de su esposo.—Dime.

—Ugh... Ocurrió algo con uno de mis hijos, tengo que llevarlo mañana a rehabilitación otra vez, ya no está en mi, me están obligando a llevarlo.

—Oh, lo siento...

—No te preocupes, debía de pasar algún día, pero no pensé que iba a ser tan pronto.—Dejó a Argentina de pie en el suelo, mirándolo, se veía desanimado. Argentina le dió un beso en los labios, luego otro y otro, causando risas pequeñas en el mexicano.

—Por favor, no tengas esa carita...

—Lo se, lo sé... Lo siento.

Mextina llegó corriendo.

—Mextina, no corras en la cocina, mi corazón.—México dijo, agarrando a su pequeño en su brazo, viendo el dibujo que había hecho.—¿Hiciste otro dibujo, mi amor?—Rió suave, viendo el dibujito, era tan tierno.

—¡Si, si! ¡Es papá solecito!—Apuntó a Argentina.

—¿Papá solecito?—Argentina cuestionó. Eso era adorable.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora