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Habían pasado dos o tres meses más o menos, México estaba paseando a Mextina por aquel lindo lugar, Argentina estaba trabajando, pero iba a llegar temprano ese día, ya faltaba poco para que pueda estar libre y puedan irse de vacaciones

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Habían pasado dos o tres meses más o menos, México estaba paseando a Mextina por aquel lindo lugar, Argentina estaba trabajando, pero iba a llegar temprano ese día, ya faltaba poco para que pueda estar libre y puedan irse de vacaciones.

Mextina tenía un heladito pequeño en su manita, comiendo este con gusto, mientras sujetaba la mano de su papá y caminaba con él, a veces dando saltitos. México se encontró con Chile, quien al ver a Mextina se acercó casi corriendo, era tan tierno.

Chile se quedó a cuidado de Mextina, México se fue a atender una llamada, jugaba con el pequeño, sonriendo y riendo por lo tan adorable que era.

—¡Perú, Perú! ¡Mira a Mextina!—Llamó para que viera, abrazando al pequeño quien reía también. Pronto habían como cinco otros países que andaban cuidando de Mextina y es que era una criatura adorable y pequeña, querían comérselo a besos.

México hablaba de asuntos importantes por teléfono, a veces viendo dónde Mextina, estaba en buenas manos ahora que veía. Sonrió, hasta que escuchó ruido por un lado.

—Si, si, yo me encargaré de eso, no se preocupe, me tengo que ir, mi hijo me está llamando.—Se despidió, colgando la llamada y después escuchando una discusión a lo lejos. No le tomo mucho tiempo para saber que era Uruguay con Brasil.

Uruguay salió de ahí llorando, con un bebé en brazos, se le veía molesto después de haber peleado con el brasileño, se habían peleado porque Brasil nunca lo ayudaba con el bebé, nunca estaba en casa, y él era el que tenía que ver por el pequeño todo el día y noche, hasta se veía que no había dormido nada.

—Uruguay, ¿Estás bien?—México se acercó preocupado. Claro que sabía que era algo peligroso acercarse a Uruguay por el beso que le había dado, pero eso había pasado hace mucho, ya no le importaba, ahora le importaba que Uruguay este bien.

—Oh, México... Lo siento, no puedo quedarme a hablar.—Dijo. El pequeño bebé se removia mucho, incómodo entre los brazos de Uruguay, el no sabía cómo cargar de un bebé correctamente.—Uh, tengo que regresar a casa, lo siento.

—No... No, no, déjame ayudarte con el bebé, no te preocupes, ven conmigo, te llevaré a casa.—México agarró con mucho cuidado al pequeño bebé en sus brazos, sonriendo por lo tierno que era.

—Pero... Argentina, ¿Argentina no se va a molestar? No quiero que se moleste conmigo porque estás cerca de mi.

—No, tranquilo, el está trabajando, además, no puedo dejarte solo ahora, ¿Te peleaste con Brasil?

Asintió, triste y viendo hacia abajo. Estaba desanimado.

—Si, p-pero nada malo... Solo, solo él no quiere cuidar del bebé, como siempre, me deja solo todo el día y yo debo de cuidarlo.

—Te debió de ayudar por lo menos un poco, cuando regresaste del hospital.

—.. uhm, ¿Debía de ayudarme?

—Claro que si, es peligroso que cuides de un bebé solo después de la cesárea que te hicieron, no puedes cargar tampoco, ¿Estás bien?

Uruguay no sabía eso, con razón quedaba con dolores horribles y sentía que iba a caerse con el bebé en brazos por el dolor en la espalda y abdomen, en la cicatriz que todavía estaba curando.

México suspiró, molesto, no podía creer que Brasil era tan bruto como para no ayudarlo con un bebé recién nacido.

—Ven, no tengas miedo, no va a pasar nada, iré a buscar a Mextina y te llevaré a casa, te ayudaré a bañarlo, a darle de comer y todo.—México dijo, sonriendo, caminando de regreso dónde Mextina.

Mextina estaba siendo atacado a besitos por parte de otros países, quedó en el medio de la mesa, se le estaba dando de comer galletitas.

—Mextina, es hora de irnos, mi amor.

—¿Qué? Noo, deja que se quede más tiempo.—Colombia dijo, abrazando al pequeño Mextina entre sus bracitos, sonriendo.

—Lo siento, tengo que irme ya.—El mexicano rió, agarrando con cuidado a Mextina también en su otro brazo, cargandolo.

Mextina se despidió, riendo y después acurrucándose en el hombro del mexicano. Después en el camino, viendo al bebé ya dormido en el otro brazo de su papá.

—¿Quién es?—Preguntó.—¡¿Es un hermanito?!—Volvió a preguntar emocionado ahora, queriendo verlo más de cerca.

—No, no es tu hermanito, cariño, es el hijo de Uruguay y Brasil, mi vida, es tu primito.

Uruguay los miraba, era tan adorable ver cómo México cargaba a los dos bebés, era tan tiernos. Sonrió, en su mente el bebé que había tenido era de México, lastimosamente no era así, era de Brasil, un hombre irresponsable y grosero, igual de algo violento con él cuando le hablaba.

No era como México, un hombre tan dulce, cariñoso, amable y amoroso, alguien totalmente diferente a lo que era el verdadero padre de su bebé.

Mextina fue bajado poco después, dejando que camine por ahí con supervisión de México. Uruguay se acercó un poco más al mexicano, colocando su mano en el brazo del más alto.

—México...

—¿Si?

—¿Puedo..?

México lo miró, sonriendo y dejando que se aferre a su brazo mientras caminaban. Uruguay rió suavemente, disfrutando de esa caminata con el mexicano, yendo así con él hasta su residencia.

Lo que Uruguay no sabía era que Brasil los estaba viendo irse. ¿Por qué México dejaría que Uruguay se aferre así de su brazo?

México era un hombre casado con un hijo, se vería mal que esté con otro de esa forma.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora