¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Argentina, ya, ven a la cama ahora mismo, son las cuatro de la mañana y necesitas dormir!—México le gritó a Argentina quien estaba en el árbol ahí sentadito, no queriendo dormirse, ni siquiera sabía cómo llego ahí.
—¡No!
—¡Pito te voy a dar si no entrar al cuarto!
—¡Con más razón no entro!
México suspiró, no tenía de otra para que Argentina vaya a la habitación a dormir. Se quitó la camisa, tirando la prenda al suelo, abriendo sus brazos para que el menor vaya hacia él. En unos segundos ya tenía a Argentina ahí, era cómodo y cálido el cuerpo de México.
—¿Si me lo vas a dar, verdad?—Argentina preguntó.
—... Ugh, bien, solo unos minutos, después te vas a dormir, ve a la cama.—Le dió un golpecito en su trasero, dejando que el menor entre, Argentina fue corriendo a la cama.
Por lo menos había conseguido que México acepte en hacerlo esa noche. Ahora sí, iba a disfrutarlo tanto como quería.