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De vuelta en casa, Mextina fue llevado a que duerma, Argentina volvió a la sala de estar donde estaba México, se sentía algo mal de haberle hablado así a Uruguay, pero, no podía hacer más que eso, no es que sienta miedo de que México lo engañe, porque sabe que el mexicano es incapaz de ello, pero no le gustaba que Uruguay lo haya besado, y peor con Mextina a un lado.
—México, solo quería... Solo quería hacerte saber que no estoy molesto contigo.—Dijo, acercándose para abrazarlo.—Y creo entender un poco del porque Uruguay hizo lo que hizo, él solo debe de estar confundido.
—No quisiera hablar de eso ahora, Argentina, por favor.
México se sentó en el sillón, algo estresado y confundido. Miró a Argentina, abrazándolo después, no quería peleas con su esposo para nada, claro que no. Suspiró. Tal vez si le necesitaba decir a Argentina sobre su relación con Uruguay, al parecer el menor no estaba cerca cuando esa relación sucedió, además no duró más de un año.
—Argentina, esto no lo sabías, y lo siento por no decírtelo antes, pero-
—¿Fuiste novio de Uruguay?
—Ah... ¿Ya lo sabías?
—Lo notaba, y era algo obvio por el como te miraba a veces, se sentía incómodo el ambiente a veces, por lo que pensé que alguna vez ustedes tuvieron algo, ¿Es eso?
Asintió. —Si... Yo terminé con tu hermano porque realmente nunca lo ame, fue una relación en la que estuve con él por obligación, porque no sabía cómo darle a entender que no lo amaba, y acepte ser su novio, hasta que un día me harté y le dije que quería terminar con él.
México sabía que había hecho mal desde el principio en esa relación, desde engañarlo con que lo amaba, ilusionar a Uruguay con un futuro lleno de amor, porque pensó que podía llegar a amar a Uruguay con el tiempo, pero nunca pasó y no era una relación que iba a pasar mucho tiempo junta.
Argentina suspiró, cruzando sus brazos ahora, no sabía cómo sentirse acerca de eso aunque había pasado años, muchísimos años desde que eso paso obviamente.
—No te preocupes por Uruguay, Brasil va a ir a ver él, falta poco, y debe de estar ahí para él, convivir con la pancita.—Sonrió, agarrando la mano de su esposo para colocar está en su barriguita, haciendo que lo acaricie. Argentina a veces pensaba en los lindos días cuando México le daba besitos en la pancita, le acariciaba y a veces llegaba a hablar con Mextina.
Andaban en eso, hasta que México recordó algo.
—Se me olvidó decirte, pero mis hijos quieren ver a Mextina, sabes que quieren cuidar de él ahora, es muy lindo.—México sonrió. Argentina desconfiaba un poco, aunque tampoco es como si confiara totalmente a Mextina con alguien más que no sea su esposo.
También quería llevar a Mextina para que conozca a otro países.
