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México y Argentina fueron juntamos después de un tiempo en otra junta. Ambos siendo sentados, era una conferencia para ambos, la gente quería saber un poco del como esa relación comenzó, cómo es que pudieran sentir "cosas" entre ellos, como si no fueran humanos también.
—Son cosas personales entre Argentina y yo. Nuestra relación comenzó hace muchos años, incluso antes de que todos los presentes aquí nacieran. Desde mi independencia he sentido algo por él.
México contestó rápido. No quería responder muchas preguntas que tenga que ver con su relación, pero la gente quería saber un poco más, ¿Cómo es que podían estar en una relación siendo países?
Argentina jugó con sus manos, viendo al mexicano quien mantenía una expresión sería, se veía molesto, y por supuesto que lo estaba, si ni siquiera los dejaban sentarse juntos, ya se sentía como en una reunión con la ONU.
—¿Qué tan fuerte es el amor que ambos se sienten? ¿Desde cuándo inició formalmente?
Argentina decidió contestar a eso.
—Uhm... Hace dieciséis años, México me pidió que saliera con él, estuvimos unos años como novios, hasta que me pidió que me casara con él. Yo lo amo mucho, se que él también hace lo mismo por mi.
—Amo mucho a Argentina, lo amo demasiado. Es el amor de mi vida, jamás podría dejarlo, mucho menos ahora que está en una situación estresante.
Pasó una hora, todo terminó. México y Argentina estaban en camino otra vez hasta que recibieron la noticia.
"Pueden volver a estar juntos."
México se quedó leyendo eso, podrían irse otra vez... Juntos. El mexicano fue rápido dónde estaba Argentina, con felicidad, después de tres meses, por fin podría estar con él. Corrió rápido, llegando al lugar donde Argentina se quedaba.
Argentina estaba por entrar a su residencia, cuando lo empujaron dentro, abrazándolo de inmediato.
—¡Argentina, mi amor! ¡Mi corazón, cielito, angelito, solecito, calabacita!—México dijo emocionado, abrazándolo fuerte por atrás, cerrando la puerta de inmediato para seguir abrazándolo.
—¡México! ¡México!—Argentina se volteó, abrazando de igual forma al mexicano, se dieron millones de besitos en todos lados, llenándose de besitos.—Aww, México... Te extrañé mucho, mi amor, demasiado.
—Yo también te extrañé, solecito bello, por fin podemos volver a la casita como siempre, a abrazarnos y llenarnos de besitos como antes.—El tricolor dijo, mirándolo a los ojos, apoyando su frente con la del menor.—Te amo, mi amor, mucho, a ti y al bebito.
—¡Oh, el bebé!—Argentina se separó, alzó su camisa, dejando ver su pancita ya algo grande.—Mira, ya está creciendo.
México rió, acariciándole su pancita. Argentina rió por las cosquillas que le hacía, la gran y cálida mano del mexicano, se sentía bien tenerlo de vuelta.
—¿Cuando volvemos a casa?—El del sol preguntó.
—Tal vez en unas horas, solecito. Pero ahora vamos a preparar nuestras cosas para volver, me esperas aquí, mi amor, no te muevas, yo vendré por ti.—Le dió un beso en su frente, agarrándole sus mejillas.
Argentina asintió. Se dieron muchos besitos, hasta cuándo México se estaba yendo, riendo entre los besitos que se daban de despedida.
—Ya, ya, debo de irme, solecito, cuídate mucho, corazón.—Le dió un último beso en los labios antes de irse a recoger sus cosas.