🌤️˗ˏ✎ 𝟎𝟏𝟕 *ೃ

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—Vamos, no va a pasar nada, mi amor, aquí me tienes contigo

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—Vamos, no va a pasar nada, mi amor, aquí me tienes contigo.—México habló, estaban en la playa ese día caluroso junto con algunos otros quienes habían decidido en ir.

Argentina le tenía miedo al mar.

—Creo que prefiero quedarme aquí~

—No vamos a meternos, solo vamos a estar sentados, te lo prometo, corazón. Puedes estar entre mis brazos si tienes miedo.—México le agarró la mano.

Argentina dudó unos momentos antes de aceptar e ir con él. Se aferró a su brazo con mucha fuerza, se detuvieron, sentándose debajo de una sombrilla. Argentina entre las piernas de México, acurrucado y aferrándose a sus brazos que lo rodeaban.

—¿Te sientes bien?—México cuestionó. Argentina asintió. El menor después de unos minutos comenzó a hacer formas en la arena, riendo, era como un niño descubriendo cosas nuevas.

Pasaron unos minutos más, se veía que México quería ir a jugar con los demás, pero también tenía miedo de dejar a Argentina solito.

—México, sabes que puedes ir con ellos, estaré bien, no me iré a ningún lado.—Argentina sonrió, mirando al mayor, besándole la mejilla.

—Pero te quedas aquí sentadito, si te vas... No te vayas lejos, no quiero que te pase algo malo.—México le dió un gran beso en los labios antes de irse a jugar con los demás.

En el camino, volteaba a ver a Argentina.

—Ugh, México... Deja de preocuparte por tu esposo, va a estar bien, no es un niño.—Cuba le dijo al mexicano, rodeando su cuello con su brazo para arrastrarlo.—Ya, deja de mirarlo, él está bien.

México suspiró. Debía de dejar de preocuparse mucho por él.
Argentina se quedó ahí, jugando con Colombia y Perú, a su lado sentado Chile, sin preocupación alguna, no tenía pareja, agradecía de cierta forma eso.

Entre el juego, México volteó una vez más.

Argentina no estaba ahí.

Intentó no prestar atención a eso, tal vez se fue a dar un paseo con los otros y volvía. Siguió jugando con los otros, hasta que después de una hora o dos en eso, estaba cansando ya, iba a ir a ver cómo estaba su solecito.

—¿Mi amor?

Agarró su teléfono, viendo que tenía un mensaje del mismo. El mensaje le decía que lo encuentre en un lugar alejado de los otros, quería hacer con el mexicano, aunque sea en público.
México sonrió, yendo ahí.

—¿Qué haces aquí, solecito?—México preguntó, sonriendo y después siendo jalado por el menor dentro, besándolo en los labios.

Argentina quería tener algo de diversión.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora