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La pancita de Argentina ya estaba grande, el séptimo mes ya, faltaban dos meses más, esperaban que no naciera prematuro

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La pancita de Argentina ya estaba grande, el séptimo mes ya, faltaban dos meses más, esperaban que no naciera prematuro. México cuidaba muy bien de Argentina todo el tiempo, lo cuidaba de todo, era hasta exagerado el cómo lo cuidaba de superficies con las cuales podría golpearse.

Argentina dormía en la cama, tener que estar caminando en ese estado era cansado, se quedó dormido pocos minutos después de acostarse. México no estaba en casa, había salido por algunas cosas de trabajo, cuando volvió, fue directamente a la habitación, encontrando a Argentina durmiendo con un peluche a un lado.

—¿Cariño? Ya llegué, mi amor.—México dijo cuando vio que se despertaba, le dió un besito en la frente y otro en la pancita.—¿Cómo está mi bebito precioso y lindo? ¿Se está comportando?

—Uhm... Creo, está pateando mucho...

México colocó su mano sobre la barriguita de Argentina, acariciando un poco para poder sentir si el bebé se movía, y si lo hacía, decían que era un bebé muy activo y energético, por lo cual constantemente se está moviendo en todo el día y también noche, se calmaba de vez en cuando cuando México estaba a su lado.

El bebé se calmaba cuando sentía que México estaba cerca o colocaba su mano sobre la barriguita.

Eso sí, molestaba mucho a Argentina, pateaba varias veces a Argentina, en diferentes momentos del día.
El menor trataba de volver a dormir, pero pateaba más fuerte.

—Uh... México, duele...

—Mextina, deja de molestar a papá, no lo estás dejando dormir, chamaco grosero, molestando a tu papá...—Le habló a la pancita de Argentina.

Era tierno ver cómo México le hablaba a la barriguita.

Sus hijos fueron reunidos también, hijos de ambos para hablar sobre lo que se va a hacer, tienen que aceptar si o si a Mextina como parte de la familia, como un hermano más que se va a unir. Los hijos de México no les importaba, uno más no importaba.

El problema venía con los hijos de Argentina, quienes estaban terriblemente celosos del bebé, ya que saben que el bebé va a tener toda la atención de México.

México consentía mucho a las provincias, les compraba todo, los cargaba, jugaba con ellos, les cocinaba, hacia todo, esto causó que se aferren muy fuerte a México como su otra figura paterna.

Algunos hicieron hasta berrinche porque no querían al bebé para nada, hasta querían pegarle a la pancita de Argentina.

México debía de tener más cuidado con eso.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora