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Mextina iba a ir con México al trabajo por primera vez

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Mextina iba a ir con México al trabajo por primera vez. Argentina no podía estar en casa ese día, iba a ayudar a Uruguay con el bebé, así que el pequeño Mextina iba a acompañar a su papá. México ya estaba listo, solo faltaba vestir a Mextina. Lo agarró en sus brazos con cuidado, yendo a la habitación del pequeño.

—Recuerda lo que te había dicho, cariño. No te separes de papá en ningún momento, quédate a mi lado y agarra mi mano, no quisiera que te pierdas.—México le recordaba en lo que lo ayudaba con su ropita.

Asintió Mextina, poniéndose su ropa para salir. Al finalizar, México lo ayudaba con sus calcetines y zapatitos.

—¿Puedo llevar a señor sol?—Mextina preguntó, agarrando el peluche de sol que llevaba a todos lados.

México sonrió, asintiendo.
—Está bien, pero manténlo contigo, no vayas a perderlo. Es un peluche también de papá solecito.—Le dijo, dejando que Mextina salga primero de la habitación ya con su mochilita y el peluche en brazos.

Ya en el auto, Mextina jugaba con su peluche en todo el camino, mirando por la ventana y después a su papá.
—¿Dónde está papá solecito?—Preguntó.

—Papá solecito está con Uruguay, volverá en unas horas.—Respondió.—No me hagas esa carita, mi amor, papá solecito tiene que ayudar a tu tío Uruguay con su bebé, es complicada la situación por la que está pasando.

—Uhm.—Se quejó.

Llegando al edificio, México ayudó a Mextina a bajar. Era un edificio bastante grande, habían varios países entrando y saliendo de ahí, sus miradas bajando al notar a Mextina, era el primer bebé de ahí, era muy adorable.

Con sus zapatitos que se iluminan cada que camina.

Se agarró de la mano de México, caminando con él dentro, recibía miradas que lo asustaban, aferrándose más a su peluche, a veces escondiéndose.

—Oh, México, pensé que ibas a venir con Argentina.—Chile habló al ver llegar al mexicano, mirando hacia abajo a Mextina.—¿Estás seguro que Mextina puede escuchar la junta? Puede asustarle bastante, es sobre la violencia que se está viviendo en los territorios... Y bueno, eh...

—Se a lo que te refieres, Chile. No te preocupes, no dejaré que vea nada de esas imágenes.

—Lo puedo cuidar por ti si quieres.

México se quedó pensando, tal vez era buena idea dejarlo a cargo de Chile.
El pequeño miró al chileno, acercándose a él para aferrarse a su pierna, lo reconocía, era amigo de su papá solecito.

—¡Quiero quedarme!—Mextina dijo, haciendo puchero.—¿Puedo?

El mexicano no sabía bien que hacer, pero al final confío en que Chile iba a hacer un buen trabajo cuidando a Mextina.
—Bien, puedes cuidar de Mextina. No le compres nada de dulces o galletas, por favor, él no puede comer nada de eso en exceso, es como Argentina.

Chile asintió con una sonrisa, cargando a Mextina en sus brazos para llevarlo mejor. México se despidió de su pequeño bebé, entrando a la sala de juntas dónde estaban algunos de sus estados, se debía de hablar seriamente con ellos.

—Vamos, Mextina, ¿Tienes hambre?

—No, papi me hizo de desayunar antes de venir.—Respondió, abrazado a su peluche de sol.—¿A dónde vamos? Quiero ir a jugar.

—Iremos a dónde tú quieras jugar, pequeño.

Después de unos minutos, se habían acercado otros países a ver a Mextina, se les hacía la cosita más adorable y tierna, era pequeñito, querían solo jugar con él y llenarle su carita a besitos.

Varios hablaban de como después de la noticia de que México y Argentina estaban saliendo, les dió oportunidades para poder decir también que ellos estaban en relaciones con otros, la valentía de poder sacar todo lo que sentían, tal vez tratar de formar una familia como México y Argentina habían hecho, aunque sería muy difícil debido al trabajo y estrés.

Todo era felicidad ahí con Mextina, dentro de la sala de juntas, México la pasaba mal, no podía creer que estaba pasando por ello otra vez, tenía miedo.

—México, se entiende que ame a sus estados, que los trate como a sus hijos, pero ahora lo mejor para usted es que los deje ir. Ellos no están en condiciones para andar fuera, debe de ingresarlos a un centro psiquiátrico a los más violentos.

—E-Ellos están bien, yo lo sé.

—No han cambiado desde la última revisión. Guanajuato casi mata a alguien, EDOMEX y CDMX tienen un gran historial de abuso hacia sus parejas.

México se sentía devastado, tener que encerrar a sus hijos, los cuales tenía en frente, amarrados como si fueran criminales.

—Si usted aún con todo lo que se ha dicho y las pruebas no acepta la entrada de sus estados a rehabilitación, tendremos que quitarle a Mextina.

—¿Mextina? ¿Por qué él?

—Va a estar dentro de un gran riesgo con usted y sus estados. Toda la violencia que se está produciendo en ellos lo está afectando de alguna manera.

Sus estados miraban a México, no eran todos, pero si la gran mayoría que debían de estar en rehabilitación. Suspiró, México se levantó, mirando a sus estados.
—Lo siento mucho, mis amores, no hay nada que pueda hacer ahora.

—¿Nos está cambiando por su hijo?—CDMX preguntó.—Al parecer era verdad que quería más a ese pendejito que a nosotros.

México no hizo caso a lo que la ciudad le había dicho, solo firmando los papeles de ingreso. No iba a dejar que le quiten a Mextina, era su pequeño, nunca le haría daño, él no quería volverse violento, no iba a dejar que ocurra, jamás.

Le iba a dar la infancia que jamás le dió a sus estados, prometió que iba a cambiar como padre, que iba a ser mejor, lo estaba logrando, no iba a dejar que su promesa se rompa.

—Es por su bien, corazones, solo serán unos meses.

Meses.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora