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—Buenos días, mi amor

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—Buenos días, mi amor.

México saludó a Argentina desde su teléfono, sonriéndole, le parecía tan lindo ver su rostro después de unos días de trabajo, estaba cansado pero también quería ver a su solecito por la mañana antes de seguir.

—Solo quería verte, solecito, tengo todavía mucho trabajo que hacer y entrevistas que dar acerca de lo que está pasando, pero en la noche te llamaré, cosita linda.

—No te preocupes, tu haz tu trabajo, te espero. Recuerda dormir bien después, podemos hablar cuando quieras.

—Lo se... Es solo que te extraño, dormir se siente extraño sin que te esté abrazando o algo.

—Mmh, ¿Si? Eras como mi almohada, también extraño dormir junto a ti.

—Te quiero dar besitos, mi amor.

Todas sus llamadas eran así, decirse cuánto se amaban hasta que México debía de irse. Se despedían y así el mexicano iniciaba con su día.

En las entrevistas ya no preguntaban mucho por Argentina debido a los casos de violencia que crecían con el paso del tiempo en el territorio, además de preguntarle sus relaciones con Estados Unidos.

—Se que todos creen que tengo una muy mala relación con Estados Unidos, pero no es así, no es como todos creen que es, tengo una relación buena con él.

—¿Una relación de que tipo?

—Compañeros, no somos amigos.

—¿Son ciertos los rumores de que usted y el señor Argentina son más que solo amigos?

—... S... No, no, solo somos amigos, nos ayudamos entre nosotros y eso no significa que haya más que solo una amistad, le tengo mucho aprecio a Argentina y a su amistad, pero no somos más que eso. Sería perjudicial para nuestros trabajos y sería poco profesional de nosotros tener un amorío en medio de esta grave situación por la que estamos pasando.

Argentina estaba escuchando lo que México decía de eso, le daba algo de pena y tristeza escuchar eso, porque ninguno de ellos puede decir la verdad, a pesar de los años que tenían juntos, todavía no era seguro para ellos decir lo que de verdad son, la gente no se lo iba a tomar nada bien, ¿Cómo sería bueno que dos países estén juntos como pareja? Era imperdonable.

Trataba de no pensar en eso y prestar más atención a lo guapo que se veía su esposo en ese traje negro, tan elegante, se veía más alto, tan atractivo, la sonrisa hermosa que daba a veces a la cámara, la risa suave que daba, no podía creer lo enamorado que estaba para apreciarlo hasta por medio de la televisión.

Se veía que estaba perdidamente enamorado de México con tan solo mirarlo, sus manitas en sus mejillas, codos sobre la mesa, sonriendo cada vez que lo escuchaba hablar.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora