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Argentina está molesto.
—¿Mi amor? ¿Qué tienes, corazón? Te veo molesto desde hace unos minutos.—México le dijo al colocar el platito de comida frente al menor quien seguía con sus brazos cruzados.
México no entendía, no había hecho nada malo durante la mañana, tal vez el menor estaba de mal humor, y se le iba a pasar en unos minutos.
—Porque eres malo... Grosero.
—¿Mmh? ¿A qué te refieres, solecito?
—¡No me diste un besito de buenos días!
Argentina por fin dijo, bastante molesto de que no le haya dado un besito como todas las mañanas cuando se despertaban. Era ya una costumbre para Argentina recibir por lo menos un besito en la frente, pero esa mañana fue diferente.
México solo se rió suavemente, acercándose al menor, besando sus labios unos momentos, abrazandolo después. Le dió otros besitos.
—¿Ya? Te di besitos, ahora a comer. Tenemos que ir a revisarte en unas horas, espero lo recuerdes.
—... ¿Qué?
—Argentina... Deben de revisar que estés bien para iniciar con el procedimiento, ¿Lo recuerdas? Es una vez cada mes.
—Oh, eso... México, lo he estado pensando mucho sobre tener un bebé.—Argentina declaró, jugando con la comida con su tenedor, mirando hacia ahí mismo, algo nervioso.—No sé si este bien que tengamos un bebé ahora.
—¿Por qué?
—Tenemos muchas responsabilidades ahora, no tenemos tiempo para cuidar de un bebé, además... Sabes que soy algo torpe, algo puede pasarle.
México asintió, entendiendo.
—Está bien, no te preocupes, si cambiaste de opinión sobre el bebé no pasa nada.—Sonrió.—Lo importante es que estés cómodo. Cualquier cosa, sabes que puedes decirme.
El del sol asintió con una sonrisa, viendo al mexicano y besandole su mejilla, después solo abrazándolo.
