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¡Navidad!

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¡Navidad!

Mextina estaba emocionado por ese día, iba corriendo de un lado a otro ayudando con unas pequeñas cosas. Sus padres le habían dicho que ese día era especial, la mañana del veinticinco iba a tener algunos regalos, así que se emocionó por aquello.

Veía a sus padres hacer la comida la cual era especial para ese día. Se acercaba para ver, tal vez tratar de ayudar aunque México le diga que no, que no es necesario y que se vaya a jugar un rato.

—Pero papá solecito no puede.—Mextina habló, refiriéndose al embarazo de Argentina. El del sol estaba bien, no tenía ninguna dificultad y cocinaba junto con su esposo.

—Papá solecito si puede, mi vida, él está bien, tu todavía estás muy chiquito para ayudar en la cocina, ve a arreglar tu cuartito mejor, mi amor.

Todos los países o más bien la mayoría se iba a juntar por Navidad, todos iban a llevar comida, y cosas extra. Iba a ser una gran reunión, pero la pareja no iba a quedarse mucho debido al embarazo de Argentina quien debía de descansar bastante en esos momentos.

—¿Crees que al niño le gusten sus regalos? Compré cinco para él, otros cinco para Acaxim, los dos tienen que tener la misma cantidad de regalos.—México habló, cortando algunas verduras.

—A Mextina le gustará cualquier cosa que le des, no te preocupes.

—... También le compré dos juguetes al hijo de Uruguay, pensé que sería necesario que tenga algo para entretenerse, no tiene juguetes.

México quería que ese bebé tenga con que divertirse. Aunque Mextina compartía sus juguetes con él, no se los podía regalar, o tal ves si pero nunca le obligarían a hacer aquello. Mextina se negaba a dejar ir sus juguetes, pues obvio, eran suyos y ya tenía una gran conexión con ellos.

—Debiste de dejar que Brasil se encargue de eso, México. Es su hijo, puede comprarle un peluche por lo menos.—Argentina habló, viendo a México.—No es que no me agrade la idea, pero no eres padre de ese niño.

—Lo sé.—Respondió, algo triste por la situación del pequeño.—Aun así, un regalo o dos no le harán daño.

Después de hacer la comida, ya eran las siete de la noche, la pareja iba a estar ahí a las ocho o nueve. Mextina jugaba con sus peluches en la cama de sus padres en lo que estos se arreglaban, él ya tenía su ropita, estaba listo. Miraba la televisión también, de vez en cuando levantándose para saltar en la cama con su señor sol entre sus brazos.

México le arreglaba el cabello a Argentina, sonriendole. Le dió un beso en los labios, siguiendo con lo suyo.

Los regalos estaban en el auto, dónde Mextina no pueda verlos. En dónde iba a ser la fiesta había un gran árbol donde se iban a poner los regalos.

—No volveremos tan tarde, mi amor, debes de descansar, fueron indicaciones del hospital.—México dijo, acariciándole la pancita a Argentina quien solo asintió, besándole los labios a México.

—No te preocupes, México, estoy bien, también el bebé. Sabes que te diré siempre si siento que algo está mal.—Le sonrío, dándole otro beso en los labios.

Al terminar todo, agarraron la comida para meterla al auto. Mextina iba detrás con un bolsa de papitas en bracitos, corriendo para meterlo al auto junto con él.

Llegando al lugar, había música, rodó era al aire libre, el árbol estaba dentro de la gran casa de ahí, debajo habían varios regalos. Mextina los vio con impresión, en la caja estaban los nombres de diferentes países, incluso habían para sus papás.

Habían países que nunca había visto antes. Se agarraba del pantalón de México, siguiéndolo con su bolsita de papitas en mano.

—Vengase, mi amor.—México lo cargó en brazos para que vayan a saludar a los otros países. Entre esos a Canadá quien estaba feliz con otros platicando, a su lado estaba su hijo socializando con los otros.

—Oh, where's Argentina?—Canadá preguntó con curiosidad, pensó que iba a venir con Argentina a saludar. Su hijo se levantó, abrazando a su padre, México sonrío, abrazándolo con su brazo libre, besándole la frente.

—Esta dentro con Chile, solo vine a verte, a ti y al chamaco.—Le acarició el cabello a su hijo.—También para agradecerte que me hayas dejado verlo.

—Mexico, you are his father, obviously I'm going to let you see him as long as you want.
« México, eres su padre, obviamente te voy a dejar verlo todo el tiempo que quieras. »

Hablando un poco más, México se despidió de ambos para ir a ver a Argentina. Estaba ahí hablando con Chile y otros países más, riendo. Argentina pasaba su manita sobre su pancita, acariciando así como México hacia para calmar al bebé.

—¿Gemelos?—Chile preguntó, con sus ojos abiertos en grande por la sorpresa que eso le había dado.—¿Cómo pueden crecer dos bebés dentro?—Miró la pancita, no podía creer que eso era posible.

México se acercó, dándole un beso en la mejilla a Argentina. Mextina miró a Chile, extendiendo sus bracitos a él. Chile lo miró, sonriendole, agarrándolo en brazos para saludarlo.

—¿Cómo estás, mi amor?—Le preguntó el mexicano, colocando su mano en la pancita.

Chile ya había ido con los otros con Mextina, los países hablaban, a veces ofreciéndole a Mextina galletitas, se lo pasaban entre ellos, abrazándolo, incluso bailando con él en brazos. Se divertían con el pequeño Mextina quien reía todo el tiempo, amando la atención del momento.

La noche pasó rápido, entre todos, comida, risas, plática, música y baile en todos lados. Mextina comía de todo un poco, sus mejillitas llenas, masticando todavía con comida en sus manitas.
México le limpiaba la carita y las manos.

—No, no, Mextina, no te limpies en tu ropita, mi vida, te ensucias.—México lo agarró, sentandolo en la mesa para tratar de quitar la mancha de comida en su camisita blanca.—No juegues con la comida, corazón, hablamos de eso.

—¡Okay~!

Más tarde por la noche, Mextina se había quedado dormido en brazos de México, mientras que la fiesta seguía. Mextina dormía tranquilo, hasta que lo despertaron para que vaya a abrir sus regalos.

Así varios fueron a abrir regalos. El pequeño Bruru recibió juguetes de aprendizaje pero que eran muy buenos para su edad. Mextina por supuesto que regalos más para su edad, Acaxim por su parte también tuvo lo que quería, había dicho a Canadá lo que deseaba para navidad y así fue.

Mextina jugaba ahora con sus cochecitos de control. Incluso México le regaló un auto grande de juguete que podía manejar.

México sabía bien lo que sus pequeños querían. Obvio no se olvidó de Argentina, a él le daría un regalo especial después de la fiesta.
Argentina poco le importaba, lo que más quería era estar con su familia y amigos esa noche.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora