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—¡No, no! ¡No me iré a ese lugar lejos de Argentina! ¡¿Por qué me quieren alejar de él?! ¡No estamos haciendo nada malo!—México gritó de inmediato cuando escuchó eso. Él no se iba a ir lejos de Argentina.
—Es necesario. Los habitantes, la gran mayoría están en desacuerdo con la relación que tienen, y más que lo hayan negado.
—¡No tiene nada que ver! ¡Amo a Argentina y él me ama a mi! ¡No nos pueden separar solo por lo que la gente piense de nosotros!—México no iba a irse, no iba a abandonar a Argentina, y menos con un bebé.
—Lo siento, son órdenes del gobierno, de ambos gobiernos, no hay nada que se pueda hacer, el gobierno está en contra de su relación también.
Argentina se sentía mal, no iba a llorar, más bien estaba molesto, enfadado, no podían alejarlo de México y mucho menos ahora que está esperando un bebé, ¿Cómo querían alejarlos?
México y Argentina querían ser felices, solo eso, felices, amándose en una linda relación, con un bebito en camino. ¿Por qué querían arruinar su felicidad?
—Argentina, andando.
—No.
Argentina se levantó.
—No me pueden alejar de México, es mi esposo, me casé con él hace muchos años, además... Estoy esperando un bebé, ¿Cómo pueden alejarme del papá del bebé?—Argentina dijo, sin ningún miedo a lo que le digan.
—El aborto es legal en su territorio, podemos hacer algo con eso.
—Pero tiene casi dos meses, no se puede hacer eso.—México respondió.—No le harán nada a Argentina, ni mucho menos al bebé. Acepto en irme, pero no le hagan nada a ese bebé.
—Pero, México...
¿Como que aceptaba irse?
México no quería que le hicieran daño a Argentina, para nada. Aunque a ambos les duela, debían de separarse para que el bebé esté bien. Aún así, el pequeño no podía vivir sin México, Argentina no quería que se fuera, ¿Cómo iba a criar de un bebé él solo?
Los dejaron para que se despidan. México miró a Argentina, abrazándolo de inmediato, con cuidado de no lastimarle la pancita.
—Tranquilo, veré qué puedo hacer para que volvamos a estar juntos, no va a ser largo, solecito.—México le susurró, besandole la frente. Argentina se aferró a él, llorando ahora ambos, obvio iban a llorar.
Estar dieciséis años juntos y terminar separados por gente que no quería su felicidad.
—Haré lo mismo, no nos van a separar.—Argentina respondió con un puchero.—Lo haremos por el bebé, no nos pueden hacer esto tan fácil.
México se separó de él. Le sonrió, agarrándole las mejillas, acarició las mismas, besandole los labios por unos momentos, juntando sus frentes después, sonriéndose, susurrandose lo mucho que se amaban.
