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—Mi amor, no te alejes mucho de mi, puede ser peligroso.—México dijo cuando llegaron al lugar donde iban a quedarse unos días para descansar de sus trabajos. Argentina quería ir a ver alrededor como siempre amaba hacer cuando llegaba a un lugar, México no lo dejaba porque podría perderse o algo parecido.
—Uhm, no parece ser peligroso.
—Pero puedes perderte, es un lugar muy grande, quédate mejor a mi lado, corazón, me sentiré mejor si estás aquí.
—Después saldremos a explorar.—Cruzó sus brazos, caminando a la pequeña y acogedora casita ahí, con una gran sonrisa.
México sonrió, viendo lo bonito que se veía su amado, caminando tan alegre por aquel camino que dirigía a la casa. Podía escuchar su dulce y suave risa, tan perfecto y tan lindo. Se sentía el más afortunado del mundo de tener a Argentina con él, era el amor de su vida.