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Ya estando en el territorio del mexicano, Argentina estaba preparando a Mextina, lo vestía y le peinaba el cabellito que tenía con un cepillo pequeño y suave para no hacerle daño, Mextina se quedaba quieto, mordiendo su peluche de sol de vez en cuando, moviendo sus piernitas mientras era sostenido por México para que no se caiga.
Ya era un bebé de cuatro meses.
—Listo.—Argentina dijo, sonriendo, levantándose con el bebé en brazos. Mextina rió, alzando sus bracitos a México, le gustaba estar con México, parecía que le gustaban las alturas. México sonrió, cargando al bebé para que Argentina vaya a cambiarse de ropa, él ya estaba listo, por lo que podía cuidar del bebé. Mextina jugaba con sus peluches con su papá, los veía detenidamente, apretandolos y solamente jugando con ellos, a veces los tiraba al suelo para que México los levante.
—No tires las cosas, Mextina.
Volvió a tirar el peluche, ahora a México. Era un niño algo grosero ahora que se daba cuenta.
Una vez listos, México lo cargó en su brazo, sosteniendo la mano de Argentina mientras caminaban. Mextina miraba su alrededor, las personas que pasaban por ahí, saludando a las mismas a veces.
Ya estando listos, todo comenzó en unos minutos. Mextina fue sentado en aquella sillita de bebé, viendo al frente, habían muchas personas preparadas ya para dar inicio.
Mextina golpeaba la mesa con sus manitas, tomando de su leche que estaba ahí como si fuera agua que todos tenían, él tenía su leche.
—¿Por qué tanto la demora de presentar al bebé al público?—Iniciaron las preguntas.
—Ah, Argentina estuvo enfermo las primeras semanas, además queríamos estar seguros de que el bebé pase un tiempo con nosotros antes.—México respondido, deteniendo las manitas de Mextina.—Lo siento, es un bebé con mucha energía.
—¿Cuál es el nombre del niño? ¿Pueden explicarnos cual fue el procedimiento de la creación del niño?
—Se llama Mextina.—Argentina respondió, con la otra pregunta solo se sonrojó al mil, ¿Cómo creían que ellos tuvieron ese bebé.—Eh... pues... Esfuerzo, mucho... Mucho esfuerzo, fueron meses difíciles en los que México cuidó de mi todo el tiempo.
Se sabía que México cuidaba mucho de Argentina, desde que se les vio juntos y México le andaba protegiendo la pancita de todo. Esas fotos eran muy tiernas, Mextina las iba a amar al ver que su padre era muy protector.
—¿No tienen miedo de lo que la población de ambos territorios dirá?
—No, llegamos dieciséis años juntos, y ahora tenemos una familia, no le estamos haciendo daño a nadie.—México respondió.
—¿Podrían mostrarnos un poco más al bebé? Para las fotos.
Asintieron. Mextina fue cargado, levantadose ambos padres, Mextina entre ellos, un bello bebé tricolor, verde, blanco y celeste con los dos escudos en medio, ojos ámbar como los de Argentina, cabello castaño oscuro y ondulado como el de México, era muy tierno.
Mextina sonrió, riendo después. Así apareció la tierna foto de la familia. Lastimosamente no todos los países podían salir y decir sus relaciones como ellos dos, sus gobiernos eran mucho más estrictos y no se iba a tolerar jamás eso.
México y Argentina eran los primeros en hacerlo, y esperaban que Mextina crezca fuerte y sano para ser un representante de su propio territorio, aunque ya lo era.
