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—¡Solecito!—México llamó al argentino con una sonrisa, entrando a la habitación, viendo al menor sobre la cama jugando con su consola de videojuegos

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—¡Solecito!—México llamó al argentino con una sonrisa, entrando a la habitación, viendo al menor sobre la cama jugando con su consola de videojuegos. Argentina se volteó, sonriendo y yendo corriendo a abrazarlo, le dió un gran beso en los labios.

Los labios de Argentina sabían a chocolate, era obvio que se había comido algunos chocolates. México sonrió, alzando al menor en sus brazos, besandole sus labios y sus mejillas. El tricolor le dió un besito en la frente, dejandolo de pie en el suelo.

—¿Qué comiste en todo el día, mi amor?—Preguntó al ver la cama con varios empaques vacíos. No había comido nada de lo que le había dejado en la cocina, solo dulces.

—Uhm...

—Argentina.

—Lo siento...

—Mi amor, sabes que no puedes comer muchos dulces como si fueran comidas normales. Ya te dijeron que no lo hagas. Te quería dejar solito en casa porque pensé que ibas a comer bien.

Argentina miro hacia abajo, jugando con sus manos, nervioso y también muy triste por el regaño del mexicano. Lo miró con esos ojos tristes. De verdad no podía controlar eso.

—Lo siento. Te prometo que no volverá a pasar, México. Sabes que no puedo controlar esas cosas, cuando no estaba contigo no comía mucho.—Dijo, mirando al mexicano.

—Lo sé, pero no puedes esperar a que llegue para comer, debes de comer por tu cuenta las veces que te dijeron.—Habló con el menor, sentandolo en la cama con él.—Mirame, no debes de depender en mi para comer, siempre te dejo comida en la cocina para que calientes y comas a las horas que te dicen.

Argentina asentía, entendía lo que el mayor quería decirle, pero simplemente era muy difícil. Abrazó a México, besándole la mejilla.

—Lo siento, trataré de hacerlo.—Dijo, sonriendo y después separandose de México.—Uhm, te estaba esperando para que podamos cenar.

—... No creo que quieras cenar, tu pancita debe de estar llena por los chocolates que comiste.—México dijo, viendo la basurita ahí.—Mejor quédate aqui, si te duele la pancita o algo, me tienes que decir y haré cualquier cosa para que te sientas mejor, ¿Si?

Argentina asintió.
México sonrió, besandole la frente.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora