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Argentina se quedó con el bebé en la cama, el pequeño acostado en la cama, sus piernitas siendo movidas en forma de ejercicio suavemente por su padre. Argentina esperaba que México saliera de bañarse para poder ir al parque con el bebé a qué pueda jugar un rato en los jueguitos de ahí.
Argentina tenía algo que hacer y es que todavía no veía a sus hermanos para presentarles a Mextina de frente, aunque quería, tenía una mala relación con ellos, casi siempre terminaban peleándose, no los veía desde hace varios meses.
Le daba miedo, además sabía que México todavía se sentía algo incómodo al lado de Uruguay.
El bebé miró a su papá, confundiendose al ver que estaba distraído, se le quedó mirando unos momentos, moviendo sus piernitas cada vez más rápido, tratando de que Argentina le haga caso. Se quejó un poco.
—Argentina, ¿Ya está listo el niño?—El menor de ls relación miró a México después, sacudiendo su cabeza. Todavía no había vestido a Mextina para ir al parque, por lo que fue a la habitación a buscarle la ropita.
Mextina se quedaba quieto mientras lo vestían, jugando con sus peluches que tenía por ahí, a veces si era de patear para estirarse. Una vez listo, salieron de casa, el pequeño en su carreola de bebito.
Usaba sus lentecitos de sol para bebé y su gorrita de solecitos, al mismo tiempo que jugaba con sus peluches, estar fuera era algo que era bueno para el pequeño bebé.
—¿En qué piensas, mi amor? Te veo distraído.—México dijo, caminando a un lado de Argentina quien empujaba el cochecito. Mextina miraba a todos lados, riendo de vez en cuando por lo que miraba.
—Oh... Si, lo siento... Es que.—Suspiró.—Estaba pensando en Paraguay y Uruguay, ellos no han visto a Mextina y creo que es importante que lo vean.—Respondió. Pensar en eso, le provocaba dolor de cabeza.—¿Crees que sea buena idea llevarlo con ellos?
—Corazón... Te lo diré sinceramente, no creo que tus hermanos estén felices sabiendo que Mextina existe. Sabes cómo son ellos, podrían ser malos con el bebé.
—... Pero son mis hermanos.
—Lo sé, mi vida, pero es más seguro si no lo hacemos. Tal vez después, en un largo tiempo o esperar que ellos digan que quieren verlo.
Al llegar al parque, se colocó una pequeña manta de cuadritos dónde dejaron a Mextina sentadito sobre unas almohadas que también lo rodeaban. Mextina jugaba con sus peluches, y con sus papás también, riendo, solo pasando un lindo momento en familia.
Mextina queriendo de lo que Argentina estaba comiendo, llorando y pidiendo con sus manitas, estaba harto de tomar leche, si, pero todavía era muy pequeño para comer comida sólida, podía haber un accidente si era así.
México lo cargó, tratando de calmarlo, pero de verdad quería un poco de lo que Argentina comía.
