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México contestó una llamada de alguien, al parecer estaban armando una fiesta y querían que él vaya con Argentina, pero había un problema, un pequeño pero gran problema para México, el menor estaba enfermo, esto porque decidió que era una buena idea salir a las tres de la mañana en un frío horripilante a una "cita" sorpresa.
México si logró protegerse bien del frío, pero ya se le había dicho a Argentina con anterioridad que era peligroso para el salir a esas temperaturas.
—No, no puedo salir y mucho menos Argentina, mi solecito esta enfermo otra vez y debo de cuidarlo.—Dijo, viendo a Argentina sentadito en la camita, comiendo su sopita de letras, con la sábana sobre sus piernas.
¿Por qué se le veía tan feliz de estar hermano? México no sabía, pero Argentina tomaba ese tiempo como libre de hacer trabajos y cuidar de sus criaturas, entonces solo descansaba más.
—No, claro que no, Argentina puede cuidarse solo, si, pero... Prefiero quedarme aquí con él, es más seguro.—Sonrió, poco después colgó la llamada, yendo dónde Argentina, el menor estaba ahí, sonriendo mientras lo miraba.—¿Cómo te sientes, pequeño?
—Mejor. Ahora ven.—Lo jaló contra él, abrazándolo fuerte. No podía besarlo ni nada debido a que no quería enfermar también a México, pero quería tenerlo a su lado.—Quedate conmigo.
—Tengo que llevar estás cosas a la cocina, mi amor, quédate aqui en la camita, calabacita.—Le dió un besito en la frente, yendo a la cocina con las cosas.
Argentina agarró su peluche de sol que estaba a su lado, abrazándolo fuerte, le gustaba algo que México se haya quedado con él, aunque también a veces se sentía mal por eso, sentía que México estaba obligado a quedarse con él.
El mexicano regresó, sentandose a un lado de Argentina.
—¿Qué pasa, bebito? ¿Por esa carita?—Preguntó.
—México, ¿Por qué no quieres ir a esa fiesta de verdad? A veces siento que estás obligado a quedarte conmigo.
México al escuchar eso, solo sacó una risita pequeño, negando.
—¿Por qué piensas eso? Claro que no, me gusta quedarme contigo en casa, cuidarte y ver qué estés bien.—Sonrió, agarrándole su mano.—Además, imagínate que te deje solo en casa y pase algo malo, me preocupa.
—No debería.
—Lo sé.
México sabía que era un pequeño problema de él sobreproteger a Argentina, pero tenía algunos problemas con eso. Quería ser mejor que eso, también salir con sus amigos sin preocuparse por Argentina.
Argentina nunca se había molestado que México salga a divertirse con sus amigos, no le molestaba nada de eso, más bien le gustaba que saliera como antes que fueran pareja.
Su relación nunca había sido un problema en esos temas, tenían demasiada confianza entre ellos.
