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México y Argentina se dirigían a casa de Uruguay, el pequeño Mextina estaba emocionado porque iba a poder ver a su primito después de mucho tiempo, el pequeño bebé de Uruguay ya iba a cumplir un año, la pareja quería ayudarlo para hacerle una pequ...

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México y Argentina se dirigían a casa de Uruguay, el pequeño Mextina estaba emocionado porque iba a poder ver a su primito después de mucho tiempo, el pequeño bebé de Uruguay ya iba a cumplir un año, la pareja quería ayudarlo para hacerle una pequeña fiesta al bebé.
Argentina quería ayudar en cualquier cosa que el uruguayo necesite, no quería dejarlo solo en ningún momento, sabía lo difícil que era cuidar de un bebé, cuidarlo solo además.

—Mextina, no corras, mi vida.—México avisó antes de que el pequeño se vaya a caer, ya había pasado antes que corría a toda velocidad y caía al suelo sobre su carita, el llanto después de la caída era desgarrador.

Mextina hizo un puchero, volteando a ver a su papá, siguiendo corriendo hasta llegar a la puerta de la residencia de Uruguay, dónde tocó a la puerta con su puñito, esperando paciente ahí, sosteniendo su mochilita con sus manitas.

Se abrió la puerta, viendo a Uruguay cargando al bebé, ya estaba más grande, gordito también. Tenía doce meses, eso significa que ya era un bebé grande.
Estando todos dentro, Mextina jugaba con él, el bebé ya podía sentarse por si solo y jugar normalmente.

—Este es tuyo, este es mío.—Mextina le decía, dándole un juguete. Bruru era el nombre del bebé, quien la había pasado bien en su familia, o al menos lo poco que pasa con Brasil ya que este no siempre está en casa, se queda con Uruguay todo el tiempo.

La pareja y Uruguay hablaban de algunas cosas, entre esos temas estaba lo que sucedía ahora con Brasil que está ausente en la casa casi todo el tiempo.
El pequeño no conoce a su papá por completo, solo a Uruguay. Sin embargo, con el tiempo que México cuidaba de él, empezó a creer que México era su papá.

—¡P-pa-papá!—Bruru habló, extendiendo sus bracitos hacía México, quien lo miró, sorprendido de que lo llame papá a él. Pensó que se lo decía a Uruguay, pero los bracitos eran dirigidos a él.—¡Papá! ¡Papá! ¡Papá, arriba!

Mextina miró a su primito, negando.
—¡No, ese es mi papá! No es tu papá.—Se molestó, cruzando sus brazos de que otro le diga de esa forma a México.

—Lo siento por eso, él siempre ha pensando que tú eres su papá... Porque siempre lo has cuidado.—Uruguay dijo, acercándose a su hijo para cargarlo.

—No te preocupes.—Sonrió, viendo que Mextina se acercaba para sentarse a su lado.—Dame al bebé, puedo cargarlo un momento.

Uruguay se acercó, dejándole a cargo de su bebé. Bruru miró a México con grandes ojos brillantes, riendo después, repitiendo varias veces "papá" mientras reía. Mextina se molestó con eso, no le gustaba para nada ahora que pudiera hablar. Se levantó, acercándose a México para que lo cargue también.

—Yo también quiero.—Mextina habló, sollozando por lo mismo.
México hizo un pequeño espacio, cargando en uno de sus brazos al bebé de Uruguay, el otro lo utilizo para cargar a Mextina también, sabía que no debía de darle más atención a uno, si no que darle atención a ambos de la misma forma.

Mextina se acurrucó ahí, abrazando a México, bostezando suavemente antes de cerrar sus ojitos, quedando su mejillita aplastadita en el hombro de su papá. Argentina y Uruguay hablaban mientras que México hacia que ambos bebés se duerman.

No era difícil, tenía bastante fuerza para llevarlos a los dos al mismo tiempo. Le dió un besito a ambos, dejando que duerman ahí el tiempo que quieran. El bebé más pequeño estaba casi viviendo un sueño, nunca antes había dormido en brazos de alguien tan cómodo.

—Uruguay, creo que lo mejor ahora seria que te tomes un tiempo lejos de Brasil. Se que lo quieres mucho, pero te está haciendo daño.—Argentina habló, cruzando sus brazos después.—Brasil no tiene intenciones de estar en una relación contigo.

Uruguay miró hacia abajo, asintiendo.
—Lo sé... Él me lo dijo hace unos días.—Suspiró triste.—Se que él no quiere tener una relación conmigo, lo entiendo.

México miró a Uruguay, le daba algo de pena que esté en esa situación, a pesar de ello, ellos no iban a dejar de ayudarlo con el bebé o cualquier cosa que necesite. Ya se había presentado al bebé a los medios, más no se había dicho que Brasil no se estaba haciendo cargo, se dijo que ambos estaban cuidando del bebé, a parte de la ayuda de México y Argentina a ellos.

Mextina se despertó después de unos diez minutos, bajandose solito para irse con Argentina, casi tirándose a él. Argentina sonrió, cargandolo él ahora para que siga descansando. Había una gran diferencia entre dormir en brazos de México y dormir en brazos de Argentina.

Con México era sentirse muy seguro, calientito y cómodo en tan solo un brazo. Con Argentina también era seguro, además de que su papá solecito siempre olía a fresitas o a dulce, así que le gustaba, era un aroma que le hacía sentir protegido, sabiendo que ahí está papá solecito para él.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora