☀️ › ♡˖°꒰ 1 6 6

908 119 6
                                    

Mextina se despedía de su hermano con la manita, sonriendo y riendo todavía aunque ya estaba dentro del auto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Mextina se despedía de su hermano con la manita, sonriendo y riendo todavía aunque ya estaba dentro del auto. El mexicano se despidió de ambos, dándole un beso en la frente a su hijo después de abrazarlo, bastante feliz de por fin haberlo visto, no iba a ser la última vez que se veían por supuesto, había que hablarlo con el gobierno del territorio de México para que lo dejen explicar la situación antes de presentarlo.

De camino a casa, Argentina se sentía mejor.
—Me alegra que tú hijo no esté molestó con ninguno de nosotros, pensé que iba a estar enfadado de que tienes esposo e hijo.—Comentó su miedo a México, riendo nervioso, mirando hacia atrás a Mextina, quien ya se estaba quedando dormido.

—Yo también temía eso, pero fue bueno que no fue así. Ahora solo quiero enfocarme en cuidar de él y de Mextina, para que crezcan juntos, como hermanos que son. Se que a Mextina le agradó mucho.—Rió, recordando cómo sus hijos jugaban a diferentes cosas en lo que ellos hablaban.

Mextina dormía ya en su sillita de bebé, haciendo ruiditos de vez en cuando, dando a entender que estaba soñando, moviendo sus piernitas y bracitos en señal de ello.

Llegando a casa, México dejó que Argentina abra la puerta, así él podía cargar a Mextina en sus brazos y así llevarlo hasta su camita para que duerma cómodo el resto de la noche. Argentina se encargó de lo demás, cerrando la puerta principal al final y yendo a ver a su esposo, al entrar a la habitación, sonrío al ver cómo México arropaba a Mextina.

México siempre había tenido ese instinto paternal, con todos sus estados y las provincias de su esposo. Arropaba bien a Mextina con sus sabanitas, dándole unos peluches para que abrace durante la noche y encendiendo una lucecita de noche para que la habitación no quede tan oscuras, iluminaba el techo con varias formas de animalitos.

Dándole un besito en la frente de buenas noches, Mextina se removió en su camita, sonriendo pequeño en sus sueños todavía cuando sintió el beso de su padre.

—Es tierno verte así con Mextina.—Argentina dijo, haciendo que el mexicano se voltee a verlo. Le sonrió, levantándose de la pequeña cama del menor para ir donde su esposo. Una vez cerca, Argentina le dió un beso en los labios, un beso pequeño, sosteniendo las mejillas de su esposo.

México cerró la puerta de la habitación con suavidad cuando se separó del beso, viendo una última vez que su pequeño no se despierte. Cerró por fin, sonriendo, besando a Argentina en la frente.

—Vamos, el niño está muy cansando después de jugar todo el día.—Dijo riendo suave, yendo a la habitación con su esposo. Ellos también estaban cansados, pero se dieron un pequeño tiempo para darse besitos en la cama antes de dormir.

México lo tenía como siempre entre sus brazos, dándole besos en los labios o a veces en su carita. Llenando toda su carita a besitos llenos de amor y cariño. Argentina se los devolvía de igual forma. Entre pequeños besos y palabras dulces, se quedaron dormidos, abrazados debajo de las sábanas.

México estaba durmiendo tranquilo durante la noche, hasta que sintió un peso extraño sobre la cama, abriendo sus ojos, bostezó, mirando hacia atrás, viendo cómo su pequeño se metía en la cama con ellos.

—¿Mextina? ¿Qué estás haciendo..?—Preguntó en voz baja, viendo a su hijo, quién solo frotó sus ojitos, acostado ya en la cama a un lado del gran cuerpo de su padre mexicano.—Mextina, mi vida.

Se había dormido.

Si, era hijo de Argentina, eran lo mismo, sus cabecitas apenas tocan la almohada, caen dormidos.

𝐒𝐎𝐋𝐄𝐂𝐈𝐓𝐎, mexarg, terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora