[102] UNA COMUNIDAD

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Más tarde esa noche, Daryl seguía vigilando y Lara se había movido para estar recostada con la cabeza en el regazo de Rick, sus manos acariciando su estómago, imaginando al bebé creciendo dentro de ella. Rick tenía un brazo sobre el cuerpo de Lara, y después de un rato de estar sentado en silencio, miró a Daryl y luego a Lara.

—¿Están bien? —preguntó Rick.

Lara asintió—. Sí. Solo lo está lidiando a su manera.

—Estarán bien —dijo Rick—. Si de algo me arrepiento es de dejar las cosas mal con Lori.

—Oye, no tienes que hacer esto —susurró Lara—. Ella sabía que la amabas.

—Nunca llegué a arreglar las cosas —respondió Rick—. No dejes que eso suceda contigo y con Daryl, ¿de acuerdo?

—No lo haré —prometió Lara—. Estaremos bien, Rick.

—Estoy orgulloso de ti, ¿sabes? —dijo Rick.

—¿En serio? —preguntó Lara—. Siento que manejé mal las cosas.

—No —respondió Rick—. Siempre has sido la voz de la razón. Tienes esa forma de llevar a la gente a casa cuando se pierde, si sabes a lo que me refiero.

—Solo estoy tratando de hacer lo correcto —dijo Lara—. Alguien una vez me hizo prometer que siempre haría lo correcto.

—¿Dale? —adivinó Rick.

Lara asintió—. Hasta ahora, he hecho eso. Cumplí la promesa que le hice lo mejor que pude. Trató de ver la razón y racionalidad en las cosas.

Rick sonrió—. Vas a ser una gran mamá.

—Eso espero —respondió Lara, mirándose el estómago—. Solo tengo miedo, ¿sabes? Quiero decir, Daryl dice que quiere hijos pero, ¿y si está teniendo dudas? Especialmente ahora.

—Oye, no dudes de él —dijo Rick—. He visto la forma en que te mira.

—No recientemente —respondió Lara—. Está roto, Rick. No sé si puedo arreglarlo.

—Tomará tiempo —dijo Rick—. Pero sanará. Cuando nazca tu bebé todo encajará.

Lara se miró el estómago—. No quiero dar a luz aquí. Quiero dar a luz en un lugar seguro.

—Encontraremos algún lugar —respondió Rick—. ¿Qué tan avanzada estás?

—No estoy muy segura —dijo Lara—. Creo que casi tres meses. A juzgar por el aspecto de las cosas y cómo estaba Lori con Judith, diría que es una estimación aproximada.

—Un tercio del camino —dijo Rick—. Encontraremos un lugar seguro.

Luego escuchó golpes y miró hacia las puertas del establo para ver a Sasha, Maggie y Daryl luchando por mantenerlas cerradas. Se levantó y compartió una mirada con Rick. El golpeteo de las puertas del granero mientras el viento los mecía de un lado a otro atrajo a Lara hacia ellos, empujándolos con la ayuda de todo el grupo para tratar de mantener el exterior donde pertenecía. Cualquier cosa más allá de esa puerta tenía que permanecer ahí, y cuando Lara empujó su espalda contra las puertas y clavó los talones en el suelo, se negó a darse por vencida.

Cuando el viento desvaneció y las puertas se quedaron quietas, todos se acomodaron inquietos, y Lara estaba a punto de acostarse cuando Daryl se acercó y le tendió la mano. Ella lo miró confundida.

—Vamos —dijo Daryl—. No dormirás sola.

—No quería molestarte —respondió Lara tímidamente.

—Nunca serás una molestia —dijo él, ayudándola a levantarse—. Vamos.

Se dirigieron hacia la pared trasera, donde Daryl se sentó con la espalda contra la pared. Dobló las rodillas y separó las piernas, permitiendo que Lara se ubicara entre ellas, con la espalda presionada contra su pecho y la parte superior de su cabeza descansando justo debajo de la barbilla de Daryl mientras sentía que él la rodeaba con sus brazos. Ella se derritió en su abrazo, cerrando los ojos al sentir el calor familiar de sus brazos a su alrededor.

DANGER ZONE | Daryl Dixon ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora