[90] ARDE TERMINUS

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Había caminantes por todas partes.

Lara levantó el rifle que Daryl le había dado y disparó a los caminantes para mantenerlos alejados de sus amigos mientras todos corrían. Los disparos resonaron mientras derribaba a los caminantes que se acercaban demasiado, y cuando vio que sus amigos comenzaban a trepar la cerca, sintió la mano de Daryl en su brazo, empujándola hacia adelante para que fuera una de las primeras en pasar.

No podía irse sin saber que todos estaban a salvo. Llámalo como quieras, heroísmo, estupidez, amor, pero Lara nunca dejaría a nadie atrás. No estaba en su naturaleza. Después de lo que pasó en la prisión, cuando su grupo terminó disperso, nunca más quiso estar sola o dejar a alguien solo por ahí.

Lara se volvió cuando estaba a punto de saltar la cerca y vio a Gareth en el techo, sosteniendo un arma mientras apuntaba a Rick. Apartándose de la valla e ignorando las protestas de Daryl, Lara se quitó el arma del hombro, la levantó a la altura de los ojos y miró por la mira.

Había tres hombres en el techo disparando a su hermano, por lo que Lara no perdió tiempo en devolver el fuego, sin saber a dónde apuntaba exactamente. Alguien, ya sea ella o Rick, le dio a Gareth en el hombro y desapareció de la vista cuando cayó al suelo, dejando a los dos restantes esparcidos por el miedo. Disparó tras ellos mientras corrían para advertirles que no intentaran retroceder y devolver el fuego.

Entonces las manos de Daryl estaban en su cintura, tirando de ella hacia atrás y empujándola hacia arriba y sobre la cerca mientras Maggie y Glenn la ayudaban a bajar del otro lado. Con Terminus ardiendo de fondo, el grupo huyó al bosque.

Lara se colocó al lado de Daryl, agarrando su mano—. ¿Cómo saliste? ¿Qué sucedió?

—Bueno, resulta que comían personas —dijo Rick.

Lara se giró y señaló a Carl, que caminaba detrás de ella—. ¡Te lo dije!

Carl puso los ojos en blanco—. Cállate.

—¡Dije que comían personas! —dijo Lara—. Pero nadie me escuchó.

—Tenían partes del cuerpo colgadas en una habitación —explicó Rick—. Le cortaron el cuello a otros cuatro tipos pero, gracias a la explosión, logramos salir antes de que pudieran matarnos.

—Fue horrible —dijo Glenn—. Los golpearon con bates de béisbol, les cortaron la garganta y los dejaron sangrar en una tina.

—Cielos —susurró Lara—. Eso es repugnante.

—No puedo creer que se comieran a la gente —dijo Carl, su tono sorprendido—. No puedo creer que la tía Lara tuviera razón.

Llegaron al lugar donde enterraron sus cosas y Rick comenzó a cavar. Abraham miró a su alrededor—. ¿Qué diablos seguimos haciendo aquí?

—Armas —respondió Rick—. Algunas provisiones. Rodeamos las cercas. Usamos los rifles. Sacamos al resto.

—¿Qué? —preguntó Glenn con incredulidad.

—Ellos no tienen que vivir —respondió Rick.

—Rick, salimos —dijo Lara—. Se acabó.

—Esto no se acaba hasta que estén todos muertos —respondió Rick.

—No —espetó Rosita—. Ese lugar está en llamas. Lleno de caminantes.

—No voy a joder con esta porquería —dijo Abraham—. Acabamos de salir.

—Las cercas cayeron —le dijo Maggie a Rick—. Correrán o morirán.

—Rick, no podemos —dijo Lara, mirando las expresiones de todos. Ninguno de ellos quería seguir adelante con el plan de Rick—. Esta no es tu decisión. No puedes hacer esto solo. Se acabó la ricktadura. No vamos a volver.

DANGER ZONE | Daryl Dixon ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora