ENZO EFSERYAN (FREDDIE MERCURY) ES UN PROMETEDOR ACTOR DE CINE QUE SE ENCUENTRA EN UNA ENCRUCIJADA CON SU NOVIA PAULINE AMOS (MARY AUSTIN). LO QUE PARECE EL FINAL DE TODO, SERA SOLO EL INICIO DE UNA NUEVA VIDA PARA ENZO.
HAY HOMBRES QUE MERECEN UNA...
Con la pequeña fortuna que había conseguido debido al éxito de taquilla de esa película, Enzo adquirió un precioso apartamento en pleno centro de Londres y se dedicó concienzudamente a decorarlo y llenarlo de cosas bellas. No soportaba la soledad así que pidió a Pauline que se trasladara a vivir con él.
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- ¿Estás bien? –se interesó Pauline sirviéndole su taza de té.
Las fotos de la boda de Ekaterina con Chris llenaron portadas de revistas y periódicos sensacionalistas. Ekaterina estaba deslumbrante con su vestido blanco de una sencillez casi insultante al que no le hacía falta más porque ella misma era el absoluto adorno. Sus ojos azules refulgían de dicha agarrando orgullosa su ramo de flores, también muy bello en su sencillez. Chris, por su parte, en su papel de novio tampoco lucía mal. Vestía un chaqué elegantísimo que le sentaba como un guante. Su sonrisa preciosa. Su imponente planta elegante. Ceremonia en la intimidad con unos pocos allegados y familiares.
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- No van a durar. El es muy gay, en serio. El es más gay que yo.
- Nadie es más gay que tú, mi vida –le dijo agarrándole de sus pómulos maravillosos y besándolo con cariño-. Deseémosles la mayor de las felicidades y olvídate de él. Hay muchos hombres en la tierra ¿vale?
- Yo le quería de verdad, Pauline. Rompí contigo por él. Me enamoré perdidamente.
- Lo se, perdona. No quería restarle importancia a lo que sentiste. Pero el mirar las fotos de su vida una y otra vez no te hace ningún bien.
- Tienes toda la razón. ¿A qué hora tenemos el vuelo para Nueva York?
- A las tres de la tarde. No te preocupes por nada, todo está ya organizado como me pediste. Tú solo ocúpate de ponerte guapo para cuando los paparazzi te pillen alguna foto en el aeropuerto.
- No me digas eso. ¿Quieres deprimirme más?
- Estaba bromeando. Además no hay modo de que puedas ponerte más guapo de lo que ya estás.
- No me vales, Pauline. Tú siempre me ves guapo. ¿Me dejas dormir un rato más? –suplicó poniendo pucheros.
