THE SHOW MUST GO ON

65 0 0
                                    

Enzo se sentó junto al espléndido estanque. Había quedado tan bonito que le daban ganas de llorar. Alrededor estaba cubierto aquí y allá por lirios y centellas de agua dobles. De color amarillo, el favorito de Enzo, del que había profusión. En cuanto a las plantas acuáticas que había elegido Tarek había una gran variedad pero colocadas con exquisito equilibrio. El reparto de colores era amarillo y violeta y hacía que todo el diseño tuviera un foco de atención interesante. Había nenúfares y jacintos de agua en ambos colores. La combinación de los dos era espectacularmente bonita y delicada.

Era muy complicado complacer a una persona tan perfeccionista y entendida en diseño como Enzo. Pero Tarek con asombrosa naturalidad siempre se las arreglaba para dejarle sin aliento.

- Bueno, ¿qué te parece? –le preguntó Carl acercándose por detrás con las manos en los bolsillos.

- Me parece una declaración de amor –le dijo como para sí mismo.

- Es una preciosidad, si. ¿Nos vamos, jefe? Hemos quedado a las 4.

Enzo hubiera preferido haber tenido una reunión previa en privado con su aún marido. Sabía que era imposible que cambiara de opinión pero había ciertos detalles discutidos junto a su abogado que sería aconsejable que él se los dijera. A Enzo le preocupaba que malinterpretara aquel documento de confidencialidad que pretendían hacerle firmar. Tarek iba a tomárselo a mal sin una explicación previa. Pero ante su negativa a verse si no era en presencia de sus abogados, Enzo no pudo hacer más.

La reunión se llevó a cabo en el bufete de Sandra, la abogada de Tarek. Dave y Enzo fueron exquisitamente puntuales. Mientras sus abogados se estrechaban las manos y hablaban con familiaridad entre ellos, Tarek y Enzo no pudieron evitar mirarse. Era una situación muy delicada y violenta.

Los dos inspeccionaron en el otro los posibles estragos de todo aquello. Enzo iba impecable con una camisa azul grisáceo y la corbata azul cielo con finas rayas grises que le había comprado a Tarek en Australia. Iba a juego con los ojos de su aún marido, Enzo no solía hacer nada al azar y menos en vestuario. Seguía con su cuidada barba de tres días y el pelo negro muy corto. Tarek tenía sus ojeras naturales aún más violáceas que de costumbre y se quedó unos segundos mirando su adorada corbata y el nudo. Estaba demasiado bien hecho. Duncan y Taron le habrían ayudado.

Un divorcio era una derrota desde cualquier ángulo en que lo miraras y aquí no había ningún vencedor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un divorcio era una derrota desde cualquier ángulo en que lo miraras y aquí no había ningún vencedor. Pero Enzo era muy consciente de la actual situación de Tarek. Sabía de los sacrificios llevados a cabo por él, que ya no disponía de su trabajo; ni el que tenía antes de conocerse ni el que tuvo durante su relación. Por tanto carecía de fuentes de ingreso. Su abogada pedía una compensación económica por entender que la labor de jardinero de Tarek, aunque remunerada, había contribuido al patrimonio matrimonial. Dicha compensación también era exigida por el hecho de haber renunciado a un buen trabajo para cuidar de su marido. Enzo lo veía bien. Era totalmente razonable y dejó a Dave el tema de los números. Tendría que haber negociación entre los letrados.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora