TOO MUCH LOVE WILL KILL YOU

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Enzo estaba desesperado. Su intención era no perder su amistad pero Tarek lo estaba poniendo muy difícil. El muro que se había construido contra él era inabordable. Sospechaba de cada cosa que hacía, a todo le sacaba punta. No sabía cómo llegar a él. Se sentía incapaz. En alguien con la autoestima tan inflamada como Enzo, ese fracaso continuo podía ser un golpe muy fuerte. Pero por naturaleza, a pesar de su evidente vulnerabilidad, tenía la capacidad para reponerse rápido de los sinsabores que le brindaba la vida.

Entraba en el otoño con cada vez más voces pidiendo su nominación a los Oscar. Sería la tercera vez que le nominaban y en esta ocasión sí que parecía que podía ser la definitiva. En cualquier caso no se sabría hasta comenzar el año. Esas buenas perspectivas para su carrera y muchos proyectos en el horizonte por consolidarse, le resarcían un poco de su tristeza.  Y para mejorar aún todo, Chris le había invitado a su casa de Rye, en el condado de Sussex Oriental, al sureste de Reino Unido.

Desde su última conversación más bien tensa no habían vuelto a hablarse. Ninguno se había pedido perdón al otro pero aquella invitación parecía ser una especie de bandera blanca.

Enzo odiaba los viajes largos en coche e ir a visitarle hasta Rye le supondría al menos dos horas y media. Para alguien tan impaciente como él eso era una eternidad y un aburrimiento. Pero al final tras la insistencia, aceptó. Le había echado mucho de menos. Su relación extravagante con él le suponía el único consuelo a su herida eternamente abierta por Tarek. El no poder contar con su apoyo en aquellos momentos le había estado matando.

- Quería decírtelo mirándote a los ojos –le dijo Chris tomándole de la mano con ternura.

- Pues dilo de una vez, no me tengas así.

- Mi prueba de Sida ha dado negativo.

- ¿Te la has hecho tres veces para que...

- Me la he hecho todas las veces pertinentes. Todas han salido negativas.

- Oh, mi amor. Eso me ha quitado un peso de encima –expulsó el aire del tirón.

- Lo sé, perdóname por haber sido el mayor capullo del mundo –le acercó a sus labios tomándole la cara entre las manos.

- No importa. Ya está todo solucionado.

- Qué va. Tú tienes el virus. ¿Cómo va a estar todo solucionado? La vida siempre ha sido muy injusta con nosotros dos. ¿No lo crees así?

- Puede que si –expresó con gesto indefenso.

- ¿Tarek también esta infectado? -le preguntó mientras agarraba entre sus dedos el cuello de encaje de su camisa. 

- Deja a Tarek a un lado, por favor -saltó como un resorte-. Que esté enfermo o no, no te incumbe.

- Lo siento. No lo preguntaba en plan cotilla ni nada.

- Me gustaría poder olvidarle aunque fuera solo unas horas. ¿Tú puedes conseguir eso?

Enzo le acarició suavemente por detrás de la oreja con media sonrisa sexy y esos ojos con aquel brillo precioso. Chris no era de hierro forjado para resistirse a aquello. Le respondió solo con otra media sonrisa tranquila.

- Se que soy alguien peligroso. Si me dices que no dispones de condones ya tienes coartada, amigo mío.

- Ay, Enzo. No te puedes imaginar lo que guardan los armarios de mi baño.

Enzo lanzó un grito histérico de los suyos arrugando su bonita nariz.

- ¿Entonces no me estás rechazando?

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora