LAS PALABRAS DE AMOR

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Enzo regaló a Pauline por su cumpleaños un crucero fluvial por los Países Bajos de 5 días. Siempre la sorprendía pero cuando le alargó los dos billetes maravillosamente forrados en papel de seda con esas tarjetas tan preciosas que él escribía, le enseñó los dos tickets confusa.

- Será un momento ideal para ir empapando a la pequeña Charlotte de la preciosa pintura flamenca.

- Enzo, Charlotte entra gratis. ¿Qué hago yo con el otro ticket?

- Sigues sin tener pareja.

- Sabes perfectamente que no. ¿A qué juegas ahora?

- Bueno, entonces quizá deba acompañaros yo –arrugó la nariz fingiendo fastidio.

-        Bueno, entonces quizá deba acompañaros yo –arrugó la nariz fingiendo fastidio

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- Lo tenías planeado desde el principio ¿no?

- ¿El qué?

- El venir con nosotras.

- Pues si. No te voy a mentir. Creo que nos merecemos un descanso.

- Pero ¿Trikson y Bruce? Son muchos días solos.

- Tarek se ha ofrecido para cuidar tus gatos y tu jardín. Más pegas...

- ¿De verdad que no le importa? Nosotros de vacaciones y él solito en Londres.

- Es un estilista capilar fanático del trabajo ¿qué le vamos a hacer? Me vendrá bien un viaje educacional lejos de tanto sexo.

- Sabes que debes dar gracias a Dios cada día por el hombre que tienes ¿verdad?

- Se le dan bien los niños, los gatos, la carpintería, la fotografía, la jardinería, el sexo. No sé que voy a hacer con él. Me lo está poniendo muy difícil para dejarle.

Ese pequeño viaje les vino bien para retroalimentar su longeva amistad, siempre a prueba de bomba contra crisis, enfados, pataletas y disensiones.

Aprovecharon muy bien el tiempo para desconectar aunque en algún momento siempre acababan hablando de los proyectos futuros. Enzo disfrutó de su ahijada como un enano, la malcrió a regalos como era su insana costumbre y visitaron algunos de los mejores museos de arte del país.

- Han sido unas vacaciones muy divertidas, Enzo. Gracias.

Estaban en el avión de vuelta. Charlotte dormía plácidamente en brazos de Enzo y su rubia cabellera rizada tapaba parcialmente su blanco rostro. El le apartó los rizos con dulzura. Pauline miraba a ambos con amor. Tras unos minutos de mirarlos sacó el tema que llevaba un tiempo meditando.

- He pensado en darle un hermanito a Charlotte –empezó mirándole con cautela.

- Oh. ¿Estás segura de ello?

- Estoy segura de lo que quiero y de quien quiero que sea el donante.

- ¿Otro dandy persa? –se burló arrugando la nariz y sacándola la lengua.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora