ENSUEÑO II

36 0 0
                                    

- No te vas a pasar nuestra luna de miel de compras ligando con dependientes bronceados –le echó la bronca Tarek.

Ya estaban en Melbourne y el tiempo acompañaba. Hacía unos deliciosos 20 grados y Tarek propuso a Enzo algo divertido que hacer junto a Taron y Phil.

- Y bronceadas, no olvides que me encanta ligar con mujeres también. Y el éxito que suelo tener con ellas.

- Lo sé. Pero hoy vas a ser exclusivamente gay con tu marido.

- Siempre soy exclusivamente gay, tontorrón mío. Estoy dispuesto a ir a dar un paseo como me aconsejó John.

- No quiero paseítos de abueletes por el parque dando de comer a las palomas.

- ¿Qué es lo que quieres hacer ahora? Sorpréndeme.

- Taron ha contratado para hoy unas clases de paddle surf.

- ¿Qué Taron...? Le voy a rebanar el pescuezo. Sabe perfectamente que no me va todo eso.

- De eso nada. Tu madre me contó que se te daba muy bien boxear. Es un deporte.

- Eso no cuenta. Insistía en ello a ver si me metían los incisivos para dentro. Y tenía 12 años cuando lo practicaba. Vamos.

- Se te da muy bien el tenis y el paddle. No quieras seguir engañándome. Estoy deseando verte con esos shorts de neopreno pegados al cuerpo.

- Oh, joder. ¿Quereis que me rompa el cuello?

- Vamos a estar con un monitor. Lo pasaremos bien.

- No, voy a consultarlo por Skype con Deaky. Seguro que no lo ve adecuado para mi precaria salud.

- Ah, interesante. Consúltale de paso el vodka con tónica del avión.

- ¿Por qué lo registras todo y lo miras todo con esos ojazos tan tocapelotas?

- Eso cuando te veo.

La aventura salió bien pero Enzo era un hombre muy impaciente. Le gustó solo media hora y luego ya quería largarse. La última media hora de clase se la pasó poniendo a prueba la paciencia de la encantadora monitora. Pero Taron, Phil y Tarek disfrutaron como niños y eso a Enzo le hacía arder el corazón de alegría.

En Melbourne también aprovecharon para visitar iglesias, museos, Enzo pudo coger un koala en brazos y hacer una ruta en coche por la gran carretera del océano. El tiempo de Melbourne era famoso por la frase también achacable al de Irlanda, "cuatro estaciones en un solo día". Por lo tanto, tenían que salir del hotel cada día bien pertrechados de todo tipo de ropa debido a lo voluble del clima.

Tras otros 5 días en Melbourne cogieron un ferry hacia la isla de Tasmania. La travesía duró aproximadamente 9 horas y media y desgraciadamente para Enzo se pasó la mayor parte del viaje tumbado en su litera porque se mareaba terriblemente.

- ¿Habéis visto alguna cosa interesante? –preguntó Enzo en posición fetal sobre la cama.

- Tú eres lo más interesante que veo desde que me monté al barco –le contestó tumbándose a su lado y pegando sus labios a su frente-. ¿Qué tal vas?

- Todo me da vueltas.

- La mar está un poco revuelta. Dicen que es normal por esta época.

- ¿Taron y Phil están bien?

- Si, no te preocupes por ellos. Estarán metiéndose mano en cualquier esquina del ferry. Intenta dormir algo, hoy hemos tenido que madrugar demasiado.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora