ENZO EFSERYAN (FREDDIE MERCURY) ES UN PROMETEDOR ACTOR DE CINE QUE SE ENCUENTRA EN UNA ENCRUCIJADA CON SU NOVIA PAULINE AMOS (MARY AUSTIN). LO QUE PARECE EL FINAL DE TODO, SERA SOLO EL INICIO DE UNA NUEVA VIDA PARA ENZO.
HAY HOMBRES QUE MERECEN UNA...
Enzo tenía varios proyectos seguidos en Nueva York y se sentía tan a gusto en la gran manzana que decidió comprarse un apartamento en pleno corazón del West Village. El edificio era un rascacielos de 58 plantas y su apartamento estaba en la 37. La zona era bulliciosa y llena de ofertas de ocio y entretenimiento para un joven gay como era Enzo. No sabía cuánto estaría allí viviendo pero mientras sus proyectos se ubicaran en Estados Unidos decidió que así sería, de ahí la compra.
Durante este periodo hubo una incesante corriente de emails, llamadas diarias y hasta preciosas y trasnochadas postales entre Taron y Enzo. A pesar de ese romanticismo encendido por parte de Enzo, este no estaba dispuesto a dejar pasar sus oportunidades. Allí era el lugar ideal para tener su ración de sexo diario sin ataduras mientras esperaba anhelante que Taron regresara a su vida. Jamás se planteó que le estaba siendo infiel. Solo se divertía y calmaba su inagotable libido. Pero al mismo tiempo no podía esperar para tenerle de nuevo entre sus brazos.
- Déjale pasar, Duncan. ¿Pero cómo te presentas sin avisarme? Me lo tenías que haber dicho, te dije que te pagaría el billete. ¿Por qué nunca me haces caso en nada?
Era curioso. Solo habían tenido una sesión intensiva de sexo en Cannes hacía tres meses y ya le hablaba como si fuera su marido legal. Taron sonrió de oreja a oreja al saber que le había roto los planes.
- Mi amor –le dijo devorándole a besos sin importarle que Duncan anduviera por allí-. He estado muerto sin ti. Completamente muerto.
- Qué exagerado eres.
- Pero has venido así sin maleta ni nada desde Filadelfia.
- ¿Maleta?
- Por lo menos tu intención será quedarte a vivir conmigo durante el resto de nuestras vidas ¿no? Se necesita una maleta para eso.
Taron se limitaba a mirarle con su sonrisa traviesa de niño. Su torrente inabarcable de palabras le abotargaba.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Bueno, da igual –siguió Enzo agarrándole del brazo mientras le miraba de arriba abajo con deseo-. Te compraré todo lo que quieras para poder quedarte conmigo toda la vida.
- Enzo... yo no pensaba...
- Mira, te presento a mi asistente personal y amigo Duncan Lawler. Duncan, este es Taron, mi novio.
Duncan era un hombre alto y delgado de más o menos la edad de Enzo. Con el pelo muy rizado y largo en torno al rostro y una voz maravillosamente suave.
- Encantado, Taron. Enzo me ha hablado tantísimo de ti que ya te conocía mucho antes de verte.
- Duncan es mi mano derecha y Pauline, ya la conoces, la izquierda. Soy un completo inútil sin ninguno de ellos.
- Taron, ¿te apetece una taza de te, café? ¿Algo más frío?
- Oh, no, cariño. Ahora nuestra prioridad es tener sexo desenfrenado durante horas. Hay que recuperar el tiempo perdido. No me pases ninguna llamada, amor. Ven, cielo. Ya te enseñaré el piso luego, ahora vamos a echar un vistazo a la cama.