ENZO EFSERYAN (FREDDIE MERCURY) ES UN PROMETEDOR ACTOR DE CINE QUE SE ENCUENTRA EN UNA ENCRUCIJADA CON SU NOVIA PAULINE AMOS (MARY AUSTIN). LO QUE PARECE EL FINAL DE TODO, SERA SOLO EL INICIO DE UNA NUEVA VIDA PARA ENZO.
HAY HOMBRES QUE MERECEN UNA...
Pensó que era el mejor momento. Enzo yacía boca abajo vulnerable, apenas recuperado tras aquella imprevisible "actividad" matutina.
Tarek se descolgó de su espalda con delicadeza abriendo por fin su abrazo en torno a su estrecha cintura.
Observó su rostro precioso envuelto en sudor y su boca ligeramente entreabierta con sus incisivos posados en la almohada, sensualmente. Su corazón aporreaba la palma de la mano de Tarek y pensó que ese era el momento ideal. Aunque con Enzo nunca se sabía.
- ¿Sabes qué? -acarició una y otra vez su brazo de los hombros a la muñeca.
- ¿Hmmmm? -musitó sin mover un músculo ni abrir los ojos.
- Aún tienes espuma de afeitar -rió bajito quitándole los restos con el pulgar a la altura de las patillas.
Enzo rió también bajito sin realizar un movimiento.
- ¿Y sabes otra cosa?
- ¿Hmmmm?
- Todo era una patraña -susurró contra su oído.
- ¿Cuál? -preguntó abriendo los ojos por fin.
- No tenía ni la menor intención de aceptar la oferta que me hizo el director creativo de Yves Saint Laurent.
Enzo se incorporó sobre un codo mirándole con fijeza con el ceño fruncido. Tarek no temía su reacción irascible.
- Era una estratagema para tensar tu cuerda. Y oye, soy bueno -le guiñó un ojo para acto seguido encogerse con el puñetazo en su hombro.
- Eres un hijo de puta.
Tarek se echó a reír como loco rodando por la cama con Enzo encima de él como un felino enloquecido.
- Cabrón, no me puedo creer lo que has hecho. Me has hecho creer que estaban interesados en ti para la publicidad.
- Eh, eh, eh. Que eso es fidedigno. Me querían fichar para la campaña de Saint Laurent. Esperan mi respuesta. Te mentí en lo que iba a publicitar. No iba a estar en ropa interior, estaría completamente vestido.
- O sea que entendiste que si iba vestido, yo no me habría inmutado.
- Si, te hubiera importado pero no tanto como enseñar mi trasero para todo el mundo, amor. Sabía que eso encendería la mecha que necesitaba.
- Te mato, yo te mato. Sabes que te mataré ¿no?
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Enzo le cosió a mordiscos por todo el cuerpo mientras le tenía bien inmovilizado entre sus fibrosas piernas.
- ¿Cuándo entenderás que te conozco entero de arriba abajo? Me conozco cada una de tus aristas, hasta las inflexiones de tu voz. Tus puntos débiles. Necesitaba ponerte al límite. Me ha salido razonablemente bien.