MR BAD GUY

BICYCLE RACE

Tarek se avino a ceder al igual que Enzo también tuvo que dejarse comer terreno. En realidad así había sido siempre su accidentada y pasional relación. Cesiones por ambos lados.

La vida de Tarek durante esa semana fue regular y monótona como la de un estudiante de internado. Salía de Marygold Alley a las 7 y cuarto de la mañana con Carl que le dejaba en la misma puerta de la peluquería. A la hora de la comida en vez de irse a hacerse algo a su piso como solía, se comía lo que Svetlana tenía asignado prepararle, dentro de la peluquería. De modo que no salía del establecimiento para nada. Una vez terminada su jornada laboral avisaba a Carl de que le recogiera y regresaban a Marygold Alley.

Tarek estaba siendo un buen chico obediente y se atuvo al guión. Enzo llamaba cada noche para hablar con sus gatos por Skype y de paso con él.

- ¿Estás durmiendo en la habitación de Desmond?

- Si. Ordené esta jauría y aquí me quedo.

- Vendrá cualquiera de estos días y se pondrá hecho un basilisco. ¿Lo sabes, no?

- Pues que venga. Dormiremos juntos y tendré que soportar su parloteo irritante y su olor a pies. 

- ¿Cómo estás, cielito? ¿Todo bien?

- Bien.

- No suenas muy emocionado.

- Es que no lo estoy. Me siento como un preso.

- Es necesario. No seas protestón. Estás muy bien acompañado por gente maravillosa que te quiere y todos nuestros gatos. ¿Qué más quieres?

- ¿Un poco de libertad e independencia?

- Oh, ahí vamos otra vez con esa palabra... -se revolvió inquieto.

- Tú eres la persona menos independiente que conozco y no puedes entenderme. Me siento raro, como un niño al que su padre lleva y trae al colegio.

- Un niño rebelde y protestón -le soltó con su sonrisa más encantadora.

- ¿Bromeas? No he movido una coma de tu guión. Hago lo que me mandas.

- Como debe ser. Sigo pensando que Carl debería estar todo el día de vigilancia.

- Y yo sigo pensando que te faltan unos cuantos tornillos.

- ¿Sabes con seguridad si ese tío te está espiando desde la calle? Carl lo vería si estuviera allí de vigilancia.

- ¿Y qué iba a hacer? ¿Meterse con él por estar en un sitio público como la calle mirando por el escaparate de una peluquería?

- No quiero que estés en peligro. No quiero perderte.

- Creo que no hay ningún riesgo. Ese tío me habrá olvidado. Solo llevábamos un mes saliendo. Sinceramente, creo que ya no es necesaria tanta seguridad.

- Tarek, espera al menos a que vuelva. Y lo hablamos.

Tarek le miró con el corazón llameando de amor por él y esa frase "Y lo hablamos". El no se daba cuenta de lo sexy que sonaba y lo que le ponía a Tarek ese tono civilizado.

- Pero mientras no regrese atente al programa, te lo ruego.

- Ya ha pasado una semana. ¿Cuándo piensas volver? El trato era una semana.

- En tres días regreso. Espérame.

- Qué bobo eres. No me queda otra.

- Así es. Te tengo atrapado en mi jaula.