ENZO EFSERYAN (FREDDIE MERCURY) ES UN PROMETEDOR ACTOR DE CINE QUE SE ENCUENTRA EN UNA ENCRUCIJADA CON SU NOVIA PAULINE AMOS (MARY AUSTIN). LO QUE PARECE EL FINAL DE TODO, SERA SOLO EL INICIO DE UNA NUEVA VIDA PARA ENZO.
HAY HOMBRES QUE MERECEN UNA...
Enzo tenía sentado el trasero al borde de un taburete ensimismado comprobando alguna parte concreta de su guión. Tarek le observó de brazos cruzados en la puerta del trailer y cerró con llave. Ese culo era tan perfecto como una manzana y sin pensárselo se aproximó por detrás y lo estrujó con ambas manos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Eh. ¿Qué haces aquí? Largo -dijo ladeando no obstante su cuello para dar la bienvenida a sus labios contradiciendo sus palabras.
Tarek rió muy bajito contra el lóbulo de su oreja derecha pasando su nariz por todo su cuello, notando con agrado su piel estremecida.
- Ya me voy, ya me voy, gruñón. Pero no sin una reconciliación antes.
- No podemos reconciliarnos, bobo.
- ¿Por qué no?
- Porque ni siquiera me acuerdo de por qué estábamos peleados.
Tarek seguía con sus manos bien afianzadas en cada una de sus perfectas nalgas. Hizo que se levantara del taburete y le aposentó sobre su regazo.
- Oh, oh. ¿Qué haces, pervertido? -sonrió Enzo rodeando con sus brazos su cuello y bamboleando sus largas piernas en el aire, columpiándose contra él.
- Eso te lo tendría que preguntar yo. ¿Qué haces colocándote mi maillot de ciclista y poniéndome a mil?
- Porque me encanta ponerme tu ropa y oler a ti todo el rato -le rozó con su nariz como un gatito mientras Tarek introducía sus manos por el apretado tejido de lycra-. Pero una cosa es ponerme tu ropa y otra que quiera tenerte aquí en mi trailer.
- Venía a decirte que no me verás el pelo en lo que reste de rodaje pero...
- ¿Pero?
- Pero me dieron ganas de bajarte ese maillot y apretar ese culo bonito que tienes entre mis manos.
- Bien, ya tienes entre tus manos lo que querías. ¿Y ahora?
- Ahora tendría que irme a Londres y castigarte sin mi presencia.
- No.
- ¿Entonces ya no estamos peleados?
- Hmmmm... -le escudriñó con sus bonitos ojos poniendo morritos-. No sé.
De repente se oyeron unos nudillos en la puerta del trailer. Era Duncan con la comida.
- ¡Dejala ahí, encanto! Gracias -dijo Enzo.
- Voy a cogerla -se dispuso Tarek a introducirla.
- Quieto. Tú no te muevas.
- Es tu hora de comer.
- No tengo hambre. Al menos no de comida -se pasó la lengua teatral por su labio inferior.