WHO DARES TO LOVE FOREVER?

85 1 0
                                    

Enzo tenía sentado el trasero al borde de un taburete ensimismado comprobando alguna parte concreta de su guión. Tarek le observó de brazos cruzados en la puerta del trailer y cerró con llave. Ese culo era tan perfecto como una manzana y sin pensárselo se aproximó por detrás y lo estrujó con ambas manos.

-           Eh

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Eh. ¿Qué haces aquí? Largo -dijo ladeando no obstante su cuello para dar la bienvenida a sus labios contradiciendo sus palabras.

Tarek rió muy bajito contra el lóbulo de su oreja derecha pasando su nariz por todo su cuello, notando con agrado su piel estremecida.

- Ya me voy, ya me voy, gruñón. Pero no sin una reconciliación antes.

- No podemos reconciliarnos, bobo.

- ¿Por qué no?

- Porque ni siquiera me acuerdo de por qué estábamos peleados.

Tarek seguía con sus manos bien afianzadas en cada una de sus perfectas nalgas. Hizo que se levantara del taburete y le aposentó sobre su regazo.

- Oh, oh. ¿Qué haces, pervertido? -sonrió Enzo rodeando con sus brazos su cuello y bamboleando sus largas piernas en el aire, columpiándose contra él.

- Eso te lo tendría que preguntar yo. ¿Qué haces colocándote mi maillot de ciclista y poniéndome a mil?

- Porque me encanta ponerme tu ropa y oler a ti todo el rato -le rozó con su nariz como un gatito mientras Tarek introducía sus manos por el apretado tejido de lycra-. Pero una cosa es ponerme tu ropa y otra que quiera tenerte aquí en mi trailer.

- Venía a decirte que no me verás el pelo en lo que reste de rodaje pero...

- ¿Pero?

- Pero me dieron ganas de bajarte ese maillot y apretar ese culo bonito que tienes entre mis manos.

- Bien, ya tienes entre tus manos lo que querías. ¿Y ahora?

- Ahora tendría que irme a Londres y castigarte sin mi presencia.

- No.

- ¿Entonces ya no estamos peleados?

- Hmmmm... -le escudriñó con sus bonitos ojos poniendo morritos-. No sé.

De repente se oyeron unos nudillos en la puerta del trailer. Era Duncan con la comida.

- ¡Dejala ahí, encanto! Gracias -dijo Enzo.

- Voy a cogerla -se dispuso Tarek a introducirla.

- Quieto. Tú no te muevas.

- Es tu hora de comer.

- No tengo hambre. Al menos no de comida -se pasó la lengua teatral por su labio inferior.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora