MR BAD GUY

DON'T TRY SO HARD

Enzo tenía un rodaje inminente en Londres y en tres días cogía el avión para las reuniones previas rutinarias. Eso haría que se alejara un tiempo de Munich y de Lars. Pero una y otra vez acababan quedando para follar como posesos. Estaba demasiado enganchado a él todavía. Mientras viviera allí esa pesadilla seguiría porque el sentimiento morboso de Lars era idéntico.

Le despertó el ruido de un móvil. No era su tono. Sonaba en la planta baja. Bajó la escaleras de caracol y vio donde estaba. Descansaba en la encimera de la cocina. Le cogió y vio la llamada perdida. Antes de comprobar quien le llamaba lo pensó un poco. Luego resolvió mirarlo sin más. No supo por qué lo hacía. Sabía que no debería hacerlo.

La llamada perdida pertenecía a su prometido Markus. Volvió a sonar. Le miró unos momentos con espanto. No tenía por que cogerlo pero lo hizo. Le dejó que sonara algo más y por fin arrastró sin más el dedo hacia la derecha en la pantalla.

- ¿Dígame? –su voz intentó sonar neutra.

- ¿Lars?

La voz de Markus estaba llena de temor y de interrogativa tensión. Ya había abierto una zanja en ese momento de la que no había vuelta atrás.

- Ha salido. ¿Quiere que le de algún recado?

¿Reconocería su voz? Esperaba que no o estaría metido en un lío. Al otro lado hubo un silencio incómodo.

- ¿Quién eres? –preguntó de repente.

¿Qué decía ahora? La había cagado pero bien. Intentó balbucear una frase pero no le salía nada. Decidió colgar. Lanzó el móvil lejos como si quemara.

Justo entonces llegó Lars cargado con bolsas de Aldi. Le echó un vistazo rápido. Colocó las bolsas en la encimera y le ayudó a vaciarlas en silencio. Enseguida notó algo en él, lo sabía. Tenía como un radar para todas sus sensaciones.

- ¿Dormiste? –le preguntó.

- Si, algo.

Su respuesta fue muy rápida y no se la creyó. Recorrió todo su cuerpo de un vistazo como si ahí buscara las evidencias de su mentira. Era una de las típicas miradas Lars. Un control rápido pero tremendamente detallado de cada parte de su cuerpo. En ese instante sonó de nuevo su móvil. Lo cogió y subió corriendo las escaleras de caracol al piso superior. Al poco Lars apareció en busca de explicaciones.

- ¿Quieres explicarme por qué acaba de llamar mi novio para preguntarme quien ha respondido a mi teléfono hace unos minutos?

Se acercó lentamente a él y empezó a temblar. Sus ojos sin pestañear impresionaban. La fuerza enorme de su mirada.

- ¿Por qué pensaste que era necesario coger mi móvil?

- Lo hice sin pensar...

No se le ocurrió mejor respuesta y sin duda no le gustó esa respuesta. Su bofetón le derribó al suelo. Sintió como brotaba al instante del labio inferior la sangre. Ocultó el rostro contra el suelo.

Lars estaba de pie con los brazos cruzados. Le miró desafiante, la sangre resbalaba caliente barbilla abajo.

- ¿Ahora qué le digo?

- Perdóname, no quería fastidiarte.

- ¿Por qué debe saber esto el?

- Lo siento mucho –sorbió sus lágrimas a través de la sangre.

- Pensaba pasar un día de ensueño contigo. Comida, sexo. Había traído algunos juguetes para divertirnos. ¿Por qué he confiado en ti?

- Sabes que no quería hacerte daño.