ENZO EFSERYAN (FREDDIE MERCURY) ES UN PROMETEDOR ACTOR DE CINE QUE SE ENCUENTRA EN UNA ENCRUCIJADA CON SU NOVIA PAULINE AMOS (MARY AUSTIN). LO QUE PARECE EL FINAL DE TODO, SERA SOLO EL INICIO DE UNA NUEVA VIDA PARA ENZO.
HAY HOMBRES QUE MERECEN UNA...
- Sultán de los otomanos y diputado de Alá en la Tierra.
Enzo se dio la vuelta ante esas palabras y sobre todo ante esa voz que conocía tan bien. Se trataba de Chris que ahí estaba otra vez irrumpiendo en sus dominios con la mayor de las naturalidades.
- Señor de los señores de este mundo –prosiguió grandilocuente entonando con su dicción impecable de consumado actor de teatro-, poseedor de los cuellos de los hombres, rey de creyentes e incrédulos, Rey de reyes, Emperador de Oriente y Occidente, majestuoso César, Emperador de los Chakans de gran autoridad, príncipe y señor de la más feliz constelación, sello de la victoria, refugio de todas las personas en todo el mundo, la sombra de la omnipresente dispensación silenciosa en la Tierra.
Dicho esto, Chris le hizo una reverencia esperando divertido su reacción. Enzo le observaba con boquiabierta adoración. Sin duda era uno de los actores que mejor dicción poseía y su voz y lenguaje corporales eran exquisitos.
- ¿Por qué me miras así? ¿No son algunos de tus títulos?
- No te miro de ningún modo.
- Oh, si. Estás pensando que soy un sabelotodo.
- Claro que no, nunca lo has sido. Pero tienes una jodida y condenada capacidad para memorizar, cabrón.
Chris se echó a reír con falsa modestia encogiendo los hombros como si fuera un hombre muy insignificante.
- ¿Cuándo te has aprendido todo eso, cretino? –le dijo divertido cruzándose de brazos.
- Ya sabes que tengo buena memoria. Me entró la curiosidad y estuve leyendo una biografía de tu personaje. La verdad es que es un caramelito para cualquier actor. He tenido mucha envidia de ti.
- Pues te jodes. Yo llegué primero. Solimán es mío.
- Y tú eres de Solimán, no me cabe duda.
- ¿Qué haces todavía por aquí? Te hacía ya en Londres.
- He tenido una reunión con mi agente y su equipo. Ya sabes, las reuniones anuales donde te regalan los oídos y te dicen que eres su mejor cliente. Y que te harán mucho más grande y poderoso de lo que ni siquiera imaginas.
- Si, me suenan esas reuniones –esbozó una preciosa mueca torciendo la boca.
- Había pensado que igual te apetecería ir a tomar algo después del rodaje. Si no estás muy cansado...
- Oh, pues... verás... -Enzo titubeó-. No va a poder ser. Mi hombre ha venido desde Londres y le debo una cena romántica –puso los ojos en blanco encantadoramente.
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- Claro –asintió Chris sonriente-. Me gustaría saludarle.
- Se ha ido a dar una vuelta por los estudios. No tardará.
