LIAR

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Sean aguantaba esa forma despreciativa de hablarle sin chistar solo por poder seguir teniendo el privilegio de ser su novio. Se consideraba especial por vivir con él, algo que Enzo no paraba de repetirle contribuyendo a inflar su ego.

- Mi amor, eres el primer hombre con el que vivo. Antes solo había convivido con Pauline.

Pauline seguía sin tener ninguna simpatía por el rubio. Desde que se mudó con él se portaba como si fuera su legítimo marido y Enzo no dejaba de alimentar su importancia delante de todas sus amistades. Le compró un deportivo, un reloj y le sepultó de ropa alta costura, solo para que lo pudiera lucir en los innumerables actos públicos a los que asistía con él. La paradoja es que siempre iba de la mano de Pauline y él como el resto de sus novios se debía mantener en un discreto segundo plano.

La convivencia era complicada porque eran dos cráteres siempre en constante erupción. Sus peleas eran tan sonadas como sus reconciliaciones. Pero Enzo, en su siempre magnánima generosidad, le colmaba de atenciones y regalos. Su último detalle fue organizarle una exposición con todos sus cuadros en una importante galería londinense, lo cual fue la comidilla de todo Londres durante unos días. El amigo artista de Enzo Efseryan. 

Enzo se paseaba hablando con cada uno de sus amigos, periodistas y demás gente influyente con su sempiterna copa de champan Cristal en su mano

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Enzo se paseaba hablando con cada uno de sus amigos, periodistas y demás gente influyente con su sempiterna copa de champan Cristal en su mano. Al final se acercó a Pauline que estaba espléndida con el vestido que le había regalado en su último cumpleaños. Un precioso diseño de Marquesa con cuello halter y espalda descubierta. Los flashes no paraban de sacarles fotos mientras hablaban pero lo llevaban bien. Estaban acostumbrados y a Enzo le gustaba que les inmortalizaran juntos. Le llenaba de orgullo tenerla en cada paso que daba en la vida.

- Has conseguido atraer a mucha gente. Buen trabajo –la felicitó Enzo rodeándola la cintura con su brazo.

- Gracias. No me ha costado nada. Tus amigos irían contigo al mismo infierno. Esto se le parece mucho –señaló irónica a la galería.

- Oh, mi amor. No seas perra. Mírale que contento esta. Solo por esa sonrisa resplandeciente merece la pena. ¿Qué le estará contando Ian McKellen?

- Enzo, le estas malcriando y lo sabes.

- Me hace muy feliz.

- ¿En serio? Por eso no vas a llevarle a tu rodaje en Croacia.

- El tiene un trabajo. No puede viajar cuando quiera.

- ¿Crees que no lo dejará para vivir a cuerpo de rey a tu costa? Sinceramente creo que está tardando con todo lo que le mimas.

- Le gusta su profesión y no lo hace mal. No, es un buen chico.

- No es lo que he oído, Enzo.

- ¿A qué te refieres?

- Verás, Sean se ve con otros hombres cuando no estás en Londres.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora