DEAR FRIENDS

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Las consecuencias de esa lesión en la mano fueron desastrosas para la película porque debían ese mismo día rodar varias escenas que requerían primeros planos de sus manos sobre las teclas del piano. Una vez en la sala de maquillaje, puntual como siempre gracias a la mano férrea de Duncan, se encontraron con el "pastel". El director eslovaco con el que no se llevaba particularmente bien examinó su mano con cara de póker. Por supuesto hubo que poner en marcha la maquinaria de las mentiras para que ese mordisco humano se convirtiera en un accidente con una lata de atún y de ese modo el seguro cubriera los gastos derivados de ese percance. El conflicto ahora residía principalmente en que las escenas programadas para el día no podían llevarse a cabo.

- ¿No se podría intentar grabar las escenas de piano solo con mi mano derecha? ¿Qué problema habría?

- Efseryan (siempre le llamaba así, manteniendo las distancias), ¿me vas a decir como hacer mi trabajo?

- No le estoy diciendo cómo hacerlo. Es una posibilidad. Las tomas son cortas, no es necesario ver las dos manos tocando.

- ¿Decides tú lo que es necesario? No voy a comprometer mi visión por tu desafortunado accidente abriendo una lata ¿de acuerdo? Quiero una reunión con tu médico y con tus abogados.

- Si, señor Mojsej. Ahora mismo me encargo de ello –acudió presuroso Duncan, siempre cerca.

- Marisa, sigue con la sesión de maquillaje y peluquería. Luego que haga la prueba de vestuario –ordenó a su empleada el director sin volver a mirar a Enzo.

- Duncan, traeme una taza de té. Maldito eslovaco de mierda -musitó entre dientes en un tono que probablemente aún pudiera ser audible para él.

- No te muevas, Enzo. Ya estamos acabando –le amonestó la maquilladora.

- Oh, lo siento, cariño. Duncan... -dijo cogiendo su taza de té con su chorrito de limón y dos terrones de azúcar.

- Que si, ahora llamo a Dave y al doctor. Tranquilo, bébete el té entero.

- ¿Está todo controlado?

- Si, jefe. Como siempre. Tú no vuelvas loca a Marisa y déjate maquillar.

El médico sostuvo la teoría de la lata de atún y Dave con su equipo de abogados tuvieron las reuniones pertinentes con el director para solventar aquello con el mínimo trastorno posible. El mordisco de su amorcito trajo su cola. Los puntos de sutura se retiraron a la semana, debido a que no se infectó nada y todo fue sobre ruedas. Era mucho tiempo y el rodaje debía seguir su curso. Tendrían que dejar esas escenas para más adelante cuando sus manos volvieran a estar inmaculadas.

 Duncan le aplicaba ungüentos de propóleo una vez que la herida había regenerado, para mantener la piel nueva bien hidratada y tenía que evitar en lo posible la exposición directa al sol. Por suerte para todos en el equipo, quedaban aún más de la mitad de las escenas por rodar y eso les daba amplio margen para ir rodando esas escenas y posponer ya para el final las tomas sobre el piano. Enzo, por su parte, tras este desagradable incidente que tantos quebraderos de cabeza había traído a todos, seguía adelante con su trabajo incluso más reforzado. Se pasaba la friolera de 13 o 14 horas en el set de rodaje y todavía le quedaba tiempo para quemar la noche, seguir practicando con el piano que había pedido en su suite y prestar atención al coñazo de su novio. Eso le dejaba 3 horas de sueño que a él le eran suficientes.

Su relación con Kevin seguía contra viento y marea, a pesar de que nadie de su entorno entendía su insistencia por mantenerle a su lado. Enzo no le guardó ningún rencor por el daño infligido. Al contrario, los primeros días solo se interesaba si se había curado bien los arañazos de su cara y no se le habían infectado. Ese empecinamiento por darle una oportunidad tras otra ya empezaba a ser preocupante. Aunque al principio le prohibió pisar el rodaje, una vez su cara estuvo más presentable volvió a la carga revoloteando por allí durante toda su jornada laboral. Los descansos para comer normalmente los pasaban en su roulotte follando sin parar, así que dedicaba unos tres minutos a picotear algo y el resto se lo comía Kevin.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora