LET'S TURN IT ON

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En la gira de promoción de su última película rodada en Estados Unidos a las órdenes del talentoso Winston Campbell, volvió a caer prendado de alguien. Y esta vez fue un periodista y el escenario un íntimo estudio de radio.

Enzo llegó razonablemente puntual, el retraso perdonable de un cuarto de hora. Resultó que se encontró a un locutor en vez de su gran amiga Deborah. Pero lo que se encontró superaba en muchos puntos lo imaginable.

- Hola, soy Sean. Sustituyo a Deborah por vacaciones.

Le estrechó la mano con sonrisa franca. Alto, macizo, de pelo rubio y corto, ojos grandes e infantiles, boca perfecta. Quizás fuera demasiado guapo incluso para sus estándares. Aparte de manos bonitas y rostro agraciado, Enzo pudo notar su afabilidad y también esa pequeña torpeza del que no está en su elemento.

- ¿Llevas mucho tiempo trabajando en esta emisora? –le preguntó Enzo perspicaz.

- Un mes. Entré de prácticas y me quedé.

- ¿Es tu primera entrevista?

Sean afirmó con una sonrisa maravillosa de la que Enzo quedó prendado casi al instante.

-         ¿Será la primera vez? Yo soy muy bueno las primeras veces, siempre quieren repetir

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- ¿Será la primera vez? Yo soy muy bueno las primeras veces, siempre quieren repetir.

Dicho comentario en labios de otro hombre quizás le hubiera repateado a Sean, le habría colgado el sambenito de mamonazo con delirios de grandeza. Pero en él vió una nueva luz más pura y cristalina a pesar de la obvia obscenidad con la que pretendía llenar el comentario. El problema que arrastraría sin remedio Sean es que Enzo para él de entrada ya era una persona famosa a la que admiraba. No era un fan ni nada parecido pero cuando supo que tendría que entrevistarlo se documentó viendo las películas en las que había aparecido. Ningún comentario de los que hacía Enzo por nimio que pareciera le podía dejar indiferente. Le deslumbraba su halo de estrella que él mismo potenciaba. Ese vis a vis preparatorio de cara al vis a vis profesional en las ondas, quiso que no acabara nunca. Porque amparados en la luz íntima de aquel estudio se pusieron a charlar y los minutos corrieron veloces. Y de pronto la señal que le hicieron fue inequívoca. Entraban en directo en 80 segundos. En la radio las cosas iban así. Puro puenting.

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MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora