I'M TWO STEPS NEARER TO MY GRAVE

28 0 0
                                    

Los días que Enzo pasaba en cama cada vez eran más numerosos. Si conseguía levantarse a media mañana con las fuerzas necesarias solía coger los pinceles, aunque a veces casi no pudiera sostenerlos entre los dedos. Había hecho caso al consejo de Deaky y decidió hacer resurgir su espíritu artístico. Si hacía un día lo suficientemente bueno salía con su caballete e intentaba plasmar algo. Si el día estaba lluvioso o desabrido solía bajar para respirar el ambiente de la casa. 

Marygold Alley era un hogar lleno de vida. De gente, de olores y sabores, de charlas interesantes que no quería perderse. Le gustaba charlar con Svetlana de arquitectura y cocina. En ninguna de ambas disciplinas era un experto, ni siquiera un aficionado, pero le encantaba aprender cosas nuevas cada día. También solía charlar mucho con Doreen, la limpiadora o como a él le gustaba llamarla socarronamente, "la destructora de patrimonio de la humanidad". Con ella se podía hablar de cualquier cosa aunque siempre dejaba que ella tomara la voz cantante. Era parlanchina y gran experta en las realezas europeas así que Enzo disfrutaba mucho con su cháchara ligera y frívola. Duncan era como siempre su más preciado amigo y contribuía en gran medida a que Marygold Alley fuera el oasis de armonía y orden que era. Y por supuesto el último pero no el menos importante, su queridísimo marido Tarek, su jardinero maravilloso y su reciente creador de precioso mobiliario estaba siempre a su lado, dejándole espacio pero constantemente pendiente de su estado cada vez más delicado.

- ¿Vas a salir? -le preguntó Tarek-. Hace un día precioso.

- Si, un ratito.

Tarek le quitó las zapatillas de andar por casa y le puso sus Converse. Era algo que solía hacer siempre, pero ahora con más razón que nunca. Estaba tan agotado que no era capaz ni de atárselas solo.

De esa jornada matutina en el jardín salió un bonito capítulo en el Instagram de Tarek. Enzo se afanaba por dar los últimos toques a su dibujo de la orquídea Vanda que tenía Tarek en su invernadero. Estaba orgulloso del resultado que estaba teniendo pero Enzo era muy perfeccionista, nunca terminaba de encontrar el momento de considerarlo obra concluida.

- ¿Me dejas sacarte una foto? -no pudo resistirse a preguntarle Tarek.

- De acuerdo. ¿Qué idea tienes?

- Pongamos el cuadro de fondo con todas nuestras plantas del invernadero y tú en primer plano.

- Bien. No, espera. No te pongas tan cerca de mí. Estoy horrible hoy. Unos pasos atrás, por favor.

Era una buena mañana de momento para Enzo. Si podía salir de la cama y no digamos ya salir de casa, día 10. Pero tenía razón, su rostro estaba muy demacrado y pálido tras llevar casi una semana en cama sin apenas moverse ni casi comer en condiciones. Ni un hombre tan guapo como Enzo podía ocultar como la enfermedad cada vez colonizaba más cada uno de los preciosos rasgos de su rostro.

Tarek subtituló la foto así: "Y dice que el cuadro es bonito cuando lo más bonito es él".

- Eres un gilipollas ¿sabes? -arremetió Enzo contra él en cuanto se enteró de su publicación.

- ¿Pero qué pasa ahora?

- Deja de meterme en tus redes sociales sin mi permiso.

- No es cierto. Te pedí permiso.

- ¿Y te le dí?

- Me gruñiste algo.

- Oh, y seguro que era agradable lo que te gruñí, ¿a que sí?

- Me encanta presumir de marido. Perdóname. Al parecer estoy batiendo récords de corazones. Es mi publicación más comentada. ¿Quieres leer algunas de las maravillosas cosas que dicen sobre ti?

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora