SHOOT, SHOOT, SHOOT...

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- Mi amor, dispara de una vez... -murmuró Enzo soltándole por fin las muñecas y dirigiendo su rostro hacia él con los dedos en su mentón.

Tarek no tenía ganas de nuevo de discutir interminablemente sobre lo mismo. Siempre le hacía sentir como un pobre adolescente recién enamorado.

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La preciosa estatuilla de bronce representando a un joven Laurence Olivier como Enrique V en el Old Vic en 1937 presidía de momento la mesa de centro en el salón japonés.

Tras su vuelta de Montreux había recibido la visita nada inesperada de Chris. De hecho, apenas diez minutos después de pronunciar su nombre en la gala entregándole el premio, le mandó un aluvión de whatsapps aseteándole a preguntas sobre su estado y garantizándole que él en persona le llevaría el premio a casa.

Chris era demasiado educado y respetuoso como para presentarse por sorpresa en Marygold Alley. Sin una cita previa se temía que era inviable a pesar de su gran amistad de años y todo lo que significaban uno para el otro.

Así que se fijó la cita justo a la hora del té de un miércoles lluvioso y cálido. Enzo ya pasaba la mayor parte de los días achacoso, sino todo el día, buena parte de él. Sus dolencias lenta pero inexorablemente estaban cobrándose su precio en aquel estado de fatiga y somnolencia que cada vez se manifestaba más. Pero no estaba dispuesto a dejar de recibir a sus amigos por ello aunque era cierto que ya se mermaban mucho las reuniones que él mismo organizaba. Lo cierto es que detestaba que Chris le viera así pero deseaba mucho verle y coger el premio en sus manos.

- Qué ligerito -comentó divertido pasándolo de una mano a otra como si fuera un balón.

- En comparación a los casi cuatro kilos del Oscar, este es más manejable. Oh Dios, pareces un espárrago mal hecho, Efseryan -le echó un vistazo a todo su cuerpo agarrándole de ambas manos.

- Cariño, como sigas siendo tan maleducado no te voy a incluir en mi testamento.

La visita de Chris que era todo menos relámpago porque se había planificado hacía una semana, se consideró en la mansión Marygold Alley como todo un evento. Según Enzo no hacía nada extraordinario que no hiciera con el resto de sus amigos. Según Tarek aquello se podría equiparar a una hipotética recepción con la reina.

Ni que decir tiene que las suspicacias y comentarios-dardo de Tarek se sucedieron toda esa semana y se agudizaron el día de autos. Parecía mentira que una persona tan madura y calmada como él pudiera agitarse siempre de ese modo cada vez que Chris hacía acto de presencia en sus vidas. Pero ya ni intentaba domesticar sus sentimientos esquinados hacia él.

Solo unos instantes antes de que llegara Chris, habían tenido una discusión explosiva de las suyas. Tarek solo quería desaparecer de allí. Como el día lluvioso no era muy apto para las labores en el jardín, tenía dos opciones: o meterse en el invernadero o cogerse el coche y dar una vuelta para enfriarse.

Hubiera sido lo más razonable pero Enzo no quería ni oír hablar de eso. Su marido tenía que estar con él y recibir a cada visita con él. Chris no tenía por qué ser diferente.

Así que ahí estaba Tarek dándole el abrazo más falso de la historia de los abrazos solo para llevar la fiesta en paz. Sin embargo era milagroso que no se electrocutaran uno al otro dada la carga negativa que irradiaba Tarek todo el rato.  Se escurrió a la cocina a la mínima oportunidad para traerl mismo el té.

- No pude evitar fijarme en que tenías una nueva acompañante en la ceremonia -le dijo Enzo cicatero.

- Oh, ella... Solo la conocía desde hacía una semana.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora