ENZO EFSERYAN (FREDDIE MERCURY) ES UN PROMETEDOR ACTOR DE CINE QUE SE ENCUENTRA EN UNA ENCRUCIJADA CON SU NOVIA PAULINE AMOS (MARY AUSTIN). LO QUE PARECE EL FINAL DE TODO, SERA SOLO EL INICIO DE UNA NUEVA VIDA PARA ENZO.
HAY HOMBRES QUE MERECEN UNA...
Enzo dejaba caer sus párpados con pesadez y volvía a abrir los ojos como un buho hermoso.
- Duérmete -Tarek le ordenó con su voz ronca muy suave contra el oído.
- Te a..mo -murmuró ya en el límite de su agotamiento.
Tarek acarició sus enjutos pómulos rasposos por la inminente barba.
- Te amo -le respondió Tarek acariciándole con la uña la barbilla.
Enzo entornó los ojos como los gatitos cuando recibían caricias en el cuello. Luego se rindió del todo y cayó dormido como un bebé.
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- Mira papi. Mírale que dormidito está. ¿No es el hombre más guapo que existe?
- No estoy dormidito -Tarek abrió uno solo de sus grandes ojos.
Enzo cogió las patitas negras de Lolo y se las colocó en la cara a su marido. Este las besó con amor repetidas veces. El gato se paseó con elegancia en torno a él como si estuviera marcando su territorio y expresara a todos que Tarek era su dueño. Le puso su inflada cola negra contra la cara, haciendole cosquillas.
- Ven, bebe -le achuchó Tarek contra él besándole-. Ven conmigo. ¿Qué estabas buscando lejos de aquí?
- ¿Crees que puede estar herido? No lo parece ¿verdad? -miró inquieto al felino mientras acariciaba su brillante pelaje negro.
- Enzo, le llevamos donde Roger y ya está. Si así te quedas más tranquilo...
- ¿Quieres ir a ver a Roggie, mi amor? ¿Si o no?
- No le gusta Rog.
- Si, si le gusta. ¿A que si?
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Lolo, ronroneando, saltó de la cama y se acercó a la ventana. Se puso a lamer el cristal revenido por la humedad. Enzo y Tarek que le observaban ambos como si fuera su bebé recién nacido, se echaron a reír. Los gatos eran tan imprevisibles, tan mágicos.
- Es tan listo... -comentaba Enzo como un padre orgulloso.
- Ya sabes que los animales se parecen siempre a sus dueños.
- Oh... ¿eso dicen? -sonrió Enzo coqueto a más no poder.
- No infles así el pecho. También se parecen en los defectos.
- Yo no tengo defectos ¿de que estás hablando? -hizo un gesto displicente con su mano, ciñéndose uno de sus kimonos de seda bordado.
Tarek le observó mientras andaba tan majestuoso y elegante por la habitación como un felino. Con sus vaqueros azules desgastados, zuecos blancos y el kimono que le había regalado una fan japonesa. Se acercó a una de las mesas manipulando entre sus manos, indefenso, el jarrón Hitachi que había estrellado contra el suelo en su arranque de ira. No parecía que hubiera arreglo para él, pensó chasqueando la lengua fastidiado. Enzo soltó los trozos de porcelana sobre la mesa exhalando un suspiro.