MR BAD GUY

MY LIFE HAS BEEN SAVED

Tarek posó los ojos en las bonitas manos que le estaban poniendo los puntos de sutura en el hombro derecho. Por suerte el tajo no había tocado ni nervios ni tendones. Había perdido bastante sangre pero por suerte nada más.

- Tienes mucho mejor color. Cuando llegaste estabas blanco como la cera –le comentó la enfermera.

Tarek siguió observando como le cosían la herida sin mover un músculo. Sentía mucho cansancio. Pero de repente se acordó de Enzo y pegó un bote en la camilla.

- Mi marido... -dijo acongojado mirándola.

La enfermera le amonestó por moverse observándole con el ceño fruncido.

- No se preocupe. Todo está bien.

- ¿Seguro?

Pensó en toda la sangre en el suelo, en el cuello, en su pelo, en la ropa.

- El señor Efseryan solo tenía un pequeño rasguño en el cuello.

Duncan entró al pequeño box como una exhalación. Se acercó a él con su tierna sonrisa en los labios. Se le notaba el cansancio en el rostro. Estaba siendo una madrugada insólita.

- ¿Enzo está bien? –le preguntó Tarek ansioso.

- Claro que sí. Está en observación ahora.

- ¿Por un rasguño en el cuello? Decidme lo que sea. No me ocultes información, Duncan.

- No tiene ninguna herida externa pero al parecer sufrió un golpe en la cabeza con una porra. Le están haciendo una resonancia magnética para descartar algún coágulo o algo así.

- ¿El está bien? ¿Esta consciente?

- Si, solo tiene una pequeña conmoción. Nada más. Tranquilo.

Enzo despertó en casa de Joanna, su agente. Sentía aún cierto dolor de cabeza y una fatiga inmensa. Lo recordaba como si hubiera pasado en una vida anterior. Algo muy lejano. Recordaba haber cursado la denuncia ante la policía y haber llegado a la cama como en trance. Aún tenía toda la sangre reseca en torno a la cara y el pelo. Ni siquiera se había percatado. No era consciente de haber vuelto a posar los ojos en la persona que le había salvado la vida exponiendo la suya propia. Recordaba las lentejuelas azules de su cazadora teñidas de rojo. Nada más.

Miró el reloj. Era ya mediodía. Bajó a tomarse un analgésico para su cefalea y por el silencio de la casa notó que era el primero en levantarse. Buscó con sigilo en cada una de las habitaciones hasta que dio con Tarek. Dormía profundamente, de costado con su hombro vendado libre. Enzo se sentó sosegadamente en el suelo al pie de la cama observando su bello rostro dormido. De vez en cuando fruncía el ceño y musitaba cosas ininteligibles. Contuvo las ganas de besarle por todas partes y despertarle para que le oyera hasta hartarle lo mucho que le quería. Besó su dedo índice y lo posó con suavidad en sus grandes labios.

- Descansa, cariño mío –le susurró.

Pauline viajó en cuanto pudo desde Londres y los amigos más íntimos de los que acudieron a la fiesta, le visitaron todos muy preocupados por lo sucedido. Al final solo quedaba Chris por presentarse para interesarse. Se había intentado comunicar con Enzo a través del móvil pero este había apagado el aparato y no pensaba encenderlo en días. Encargó a Duncan que le llamara para acudir a su casa y hablar. No habían tenido la oportunidad en la fiesta y Enzo no podía dilatarlo más. Mientras no cerrara ese capítulo doloroso con Chris no podría mirar a Tarek a la cara con normalidad.

- ¿Aún duerme? –preguntó Enzo a Duncan.

- Si. Lleva más de 12 horas durmiendo. ¿Estará bien?