MR BAD GUY

LET ME IN YOUR HEART AGAIN

Chris era la cara opuesta de Tarek. Después de conseguir lo que deseaba se encontraba en el séptimo cielo. No hacía más que mandar mensajes picantes a Enzo, como un adolescente. Este se dejaba querer sin alharacas pero Chris estaba encendido y no tenía claro como se las iba a arreglar para controlarlo. De vez en cuando tenía que recordarle que eran amigos y nada más y que Tarek era su marido y no quería renunciar a él por nada de este mundo. Enzo volvía a complicarse la vida.

Tarek se consumía en su propia angustia. Había tomado una decisión que no pensaba cambiar pero se encontraba indefenso para moverse de esa casa que se esforzaba por intentar dejar de hacer suya, y se demostraba muy difícil. El primero que lo ponía difícil era el mismo Enzo. Con su actitud sobreprotectora con él que al principio lo único que hacía era cabrearle, ahora resulta que Tarek la buscaba. Si su marido tenía que ausentarse, a pesar de que era cuidado por Duncan y Taron como un príncipe, echaba en falta su presencia yendo de acá para allá. Su dinamismo, su energía, su disposición siempre a asistirle en todo. Estaba volviendo a hacerse con su voluntad y ni siquiera sabía cómo librarse de ello.

La entrevista con Lana había quedado estupenda. Taron había comprado la revista para que Tarek la leyera. Las fotos realizadas eran espectaculares. Enzo, que en su juventud había posado desnudo para pintores y escultores, entendía a la perfección el arte de posar. Aparecía con diferentes modelos de alta costura con lugares míticos de Londres de fondo. A punto de cumplir 40 años, Enzo había alcanzado el cénit de su atractivo. En realidad daba igual con bigote, sin él, con el pelo largo o corto. Era un hombre de una belleza nada común ni clasificable. Tarek pensaba todo esto mientras observaba de arriba abajo cada detalle de las fotos con esa ropa tan maravillosa. Era su marido y lo miraba arrobado como si fuera un admirador freaky.

El titular no podía ser más gráfico. "Extralimitarme me mantiene vivo". La entrevista fue en profundidad como siempre que se las concedía a amigos. Lana estuvo ahí desde sus comienzos y en alguna ocasión había ido a almorzar a Marygold Alley. Tarek la recordaba como una señora mezcla Joan Collins y Barbara Stanwick. Cuando concedía entrevistas a amigos uno podía esperarse algo bueno si el gilipollas redactor de turno no sacaba cosas fuera de contexto o cortaba o añadía a su antojo. Algo que en edición lamentablemente había pasado a veces. Enzo se cabreaba por esa mala praxis porque él entendía que siempre solía dar titulares jugosos y frases lo suficientemente impactantes por sí solas como para no necesitar adornar nada. Esta vez con Lana también se notó su afinidad y confianza. El solía ser generoso con sus respuestas. Se relajaba y sacaba lo mejor de sí mismo. Y Lana era estupenda porque siempre le había demostrado ser una crítica imparcial de su trayectoria a pesar de ser amigos y adorarse.

- Sé que nunca hablas de tu vida privada...

- Así es, querida. Ya se encargan por mí la prensa de este país.

- ¿No nos puedes hablar un poco de tu marido?

- Oh, no. Cariño, para eso tendrías que hacerle una entrevista a él. Te aseguro que tiene siempre cosas muy interesantes que contar.