SET MY ALARM, TURN ON MY CHARM

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Enzo estaba tan anestesiado de amor que solo al cuarto día propuso ir a comprar cosas bonitas para el ático. Para Tarek tenía todo lo indispensable y no requería de más, pero Enzo le miraba como si hubiera perdido el juicio. Decía con énfasis que solo era un conjunto de estancias sin ningún tipo de alma y que necesitaba como fuera darle su toque especial que pasaba por poner al rojo vivo la tarjeta. Era un enamorado del diseño y la decoración y Tarek, que no entendía de nada de eso, opinaba que tenía un buen manejo de los colores y las texturas. Se podía pasar horas solo viendo telas para cortinas o ropa de cama, que le encantaba y poniendo a prueba su paciencia. Casi siempre acababan enfurruñados.

- Me encantan –le decía Tarek risueño mientras le mostraba dos telas totalmente distintas entre sí.

- ¿Te encantan las dos? No tienen nada que ver una con la otra –alzó las cejas displicente.

- ¿No me pueden gustar las dos?

- ¿Las has mirado bien?

- Oh, Enzo. Me muero de hambre, llevamos aquí horas. Decídete de una vez.

- No va así, cielo. Tengo que estar seguro y aún no lo estoy. Debo mirar un poco más, lo siento.

- Me estás tocando las narices. ¿Sabes a quien he mirado bien yo? A uno de los dependientes. Como sigas vagabundeando entre mares de telas sin decidirte, me le iré a trajinar al almacén.

- ¿Quién de ellos? –le preguntó curioso entornando los ojos.

- Primero uno y luego otro hasta follarme a todos. A ver si así te decides.

- Oh, mi vida. Me encanta tu preciosa nariz dilatada cuando te enfadas. Es muy sexy.

Montreux era una delicia de sitio. La pequeña ciudad suiza tan plácida y tranquila, parecía aislada de todo y todos. Ese enclave tan curioso que tenía entre empinados cerros, el inmenso lago y los impresionantes alpes, enamoraba. Enzo, un urbanita consumado que adoraba el bullicio, decía que Montreux estaba bien para tomarla en traguitos cortos. Demasiada quietud a veces para él era contraproducente.

Enzo no se había comprado una mansión en pleno centro de Londres por azar. Necesitaba estar donde se cocían las cosas pero al mismo tiempo reconocía cada vez más a Montreux como el sitio adonde huir y refugiarse.

La gente suiza era educada y aséptica al máximo, lo cual era muy cómodo para una celebridad como él. Podían hacer una vida prácticamente normal de pareja sin que la gente los molestara. Tarek bajaba a comprar el pan como un vecino más sin necesidad de encasquetarse gorra y gafas de sol. Cuando les paraban para hacerse una foto con Enzo y normalmente también pedían que apareciera Tarek, solían ser gente agradable y respetuosa aunque Enzo jamás negaba una foto o un autógrafo a nadie.

Aprovechando el buen tiempo que estaban teniendo, Tarek logró convencer a Enzo de alquilar unas bicis y darse un paseo. Tarek se dio el gusto de hacerse un selfie con su marido totalmente equipado como si fuera a empezar el Tour de Francia. No le faltaba un detalle. Hasta su maillot era amarillo, su color favorito y el del líder, cómo no.

En su cuenta de Instagram se pudo leer: "Mi líder en todas las etapas".

La ruta bordeando el lago Leman desde Montreux hasta Villeneuve era de 5 kilómetros y otros 5 de vuelta. El trazado era lo suficientemente cómodo para que alguien como Enzo, no acostumbrado a coger una bici, pudiera afrontarla con comodidad.

- No puedo más –dijo quejoso Enzo inclinándose sobre el manillar, parando a la altura del castillo de Chillon.

Había unas colas larguísimas de gente esperando a entrar, sobre todo estudiantes. Tarek y Enzo bajaron por el camino empedrado destinado a cicloturistas y paseantes para pararse tranquilos, sin tanto barullo alrededor.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora